Una encuesta presentada por las Naciones Unidas dice que más de medio millón de armas cortas han caído en manos de extremistas en naciones como Irak y Afganistán.
El estudio afirma que 650.000 rifles, pistolas y revólveres, propiedad de civiles, que desaparecen cada año terminan en manos de insurgentes.
Kevin Krause, director del programa de encuesta, dice que los gobiernos deberían implementar métodos más vigorosos para rastrear y controlar las armas cortas, incluyendo instalar cercas, cerrar con llave los acopios de armas y monitorear los inventarios.
Los analistas dicen que muchas otras armas que terminan en el mercado negro y son derivadas a los insurgentes provienen de fuentes militares y gubernamentales.
Jurg Streuli, representante suizo ante la Conferencia de Desarme de la ONU, señala que de unos 200 millones de armas de fuego, en el mundo, por lo menos 76 millones son excedente militar.