El estado de Maryland, en la costa este de los Estados Unidos, ordenó la ejecución de un convicto condenado a la pena capital por cargos de asesinato y violación, después de 13 años de apelaciones legales.
Steven Oken fue ejecutado con una inyección letal anoche después de que la última apelación de clemencia fuera rechazada por el gobernador del estado de Maryland, Robert Ehrlich. Oken había asesinado y violados a tres mujeres.
Sus abogados argumentaron en el recurso de apelación que la inyección letal es un medio cruel e innecesario para implementar la pena de muerte, porque se sabe que el procedimiento causa dolor excesivo por su mal funcionamiento.