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Maltrato a mujeres afganas


La Misión de la ONU en Afganistán afirma que aún queda “largo camino por recorrer” en la aplicación de la legislación que protege a las mujeres de ese país.
La Misión de la ONU en Afganistán afirma que aún queda “largo camino por recorrer” en la aplicación de la legislación que protege a las mujeres de ese país.

Nuevos incidentes contra la mujer demuestran que sigue la violación de los derechos a este género en Afganistán.

Las mujeres en Afganistán continúan siendo víctimas de maltrato, acoso y amenazas, asegura la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La Misión de la ONU en Afganistán (UNAMA), denunció que todavía queda un “largo camino por recorrer” en la aplicación de la legislación que protege a las mujeres afganas, decretada desde hace dos años, pero aún inefectiva.

Recientemente dos casos sobre maltrato a la mujer pusieron a Afganistán nuevamente bajo la mirada internacional en un momento en el que el país intenta demostrar su capacidad para sostener un gobierno democrático basado en derechos civiles, luego de la inminente salida de las tropas estadounidenses de suelo afgano anunciada por el presidente de EE.UU. Barack Obama.

Gulnaz es el caso más reciente. Esta mujer afgana fue condenada a prisión luego de ser violada. Ahora se encuentra entre la espada y la pared pues no sabe qué es peor: si seguir tras las rejas con su pequeña hija, cuyo padre es el agresor, o casarse con él para quedar libre.

La ONU ha denunciado que Afganistán no está aplicando la ley que firmó para la protección de los derechos de la mujer y que este tipo de casos se siguen presentando sin ninguna investigación por parte de la policía. En tan sólo un año, más de 2.299 casos relacionados con el maltrato a la mujer han sido registrados en este país.

La compra y venta de mujeres para el matrimonio es otra de las preocupaciones de la Comisión Internacional de Derechos Humanos.

Mumtaz, la joven de 18 que fue atacada con ácido por negarse a la idea de casarse con un hombre que ni ella ni su familia aceptaban, conmocionó al mundo entero. Marcada por el resto de su vida, Mumtaz está a la espera de que su padre se recupere de las graves heridas que le dejaron los agresores.

La ONU asegura que casos como estos pueden repetirse en miles de mujeres en Afganistán, pero el temor de recibir represalias contra su vida y su familia parece poder más que el orgullo y la dignidad.

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