Al conmemorarse el Día Mundial de la Alimentación, la organización de las Naciones Unidas dice que el número de personas que padecen hambre en el mundo ha disminuido en casi un millón el año pasado, pero la cifra es aún de 925 millones.
2010 es un año significativo en la lucha mundial contra el hambre, porque marca el trigésimo aniversario desde que se conmemoró el primer Día Mundial de la Alimentación, y 65 años desde la fundación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO.
Caroline Hurford, del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, dice que en los 30 años desde el primer Día Mundial de la Alimentación, se ha logrado verdadero progreso. De acuerdo con el Índice Global de Hambre 2010, la proporción de gente que pasa hambre en el mundo ha disminuido en una cuarta parte desde 1990.
“Ha habido una leve disminución en el número de personas con hambre a fines de la década de 1990 pero después aumentó de nuevo durante la crisis financiera de 2007 y 2008. Y entonces, los elevados precios de los alimentos, junto con los altos precios de los combustibles, fueron un contratiempo de nuevo. Recién estamos descubriendo que más y más gente no puede comprar alimentos, y además ha surgido el cambio climático lo que hace más difícil la producción de los mismos”, señala Hurford, del Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Luchar contra el hambre es la primera de las ocho Metas de Desarrollo del Milenio que las naciones del mundo establecieron hace 10 años. Ahora el plazo de 2015 se aproxima rápidamente y mucha gente teme que no se pueda cumplir con la meta.
Algunos países y regiones están haciendo progresos, de entre ellos, el sur de Asia es el que más progreso ha alcanzado, así como muchos países del sub-Sahara africano, incluidos Ghana, Etiopía y Angola.
Pero las mejoras no son consistentes a nivel mundial. El mayor deterioro lo ha sufrido la República Democrática del Congo, que ha sido afectada por conflictos e inestabilidad política.
Hurford dice que las catástrofes ambientales, como la sequía y los conflictos son las dos principales barreras en la lucha contra el hambre.
“Claramente los conflictos son un enorme problema en lo que se refiere a la producción de alimentos y cosechas. La gente no puede necesariamente atender sus campos si está siendo perseguida por rebeldes armados y está demasiado atemorizada para quedarse en casa y cuidar los animales. Entonces, en realidad ese es uno de los principales problemas”, dijo Hurford.
En países plagados por conflictos como la República Democrática del Congo, los niveles de ayuda de emergencia son altos. En Somalia, por ejemplo, representan el 64% de la asistencia que recibe el país.
Edgardo Valenzuela, de la FAO, dice que si se quiere reducir el hambre, es necesaria una nueva táctica. Él señala que la ayuda de emergencia para los países es importante pero que se necesita hacer de la inversión en agricultura una alta prioridad.
“Esta clase de ayuda a corto plazo no es suficiente porque para aquellos países que están en una crisis perpetua, o prolongada, es necesario desarrollar un sistema de asistencia para que puedan sembrar y cultivar sus alimentos, porque de otra forma nunca tendrán una manera sostenible de erradicar el hambre”, dijo el delegado de la FAO.
Aileen Kwa es una analista del “South Center”, un grupo de países en desarrollo, con sede en Suiza. Ella dice que el tradicional enfoque de lucha contra el hambre, ayuda de emergencia y desarrollo sostenible, no es suficiente. Agrega que se necesita una reforma económica.
Kwa dice que muchos países africanos sufren porque han eliminado los subsidios y reducido los aranceles. Ella opina que esas políticas económicas fueron recomendadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y que no están funcionando.
“Eliminar o reducir sus aranceles a productos agrícolas significa que muchos productos de Europa, por ejemplo, y de Estados Unidos también, inundaron esos países y básicamente destruyeron a los pequeños productores. Muchas de las naciones desarrolladas han continuado sus subsidios, entonces sus productos son artificialmente más baratos y superan en la competencia a los agricultores domésticos de África e incluso de partes de Asia”, dijo Kwa.
Para poner fin a la crisis mundial de alimentos, dice Aileen Kwa, los gobiernos tienen que tener la voluntad política para hacer el comercio internacional más justo.
De acuerdo con las Naciones Unidas, dos terceras partes de las personas desnutridas viven en solo siete países: Bangladesh, China, India, Indonesia, Pakistán, la República Democrática del Congo y Etiopía.
La proporción de gente desnutrida es más alta en el África sub-sahariana, donde vive el 30% de la población del continente.