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Ejército y policía patrullan calles de Bolivia, líder legislativa convoca a sesión extraordinaria


Policías que retiraron el apoyo del expresidente Evo Morales patrullan las calles en La Paz, el 11 de noviembre.
Policías que retiraron el apoyo del expresidente Evo Morales patrullan las calles en La Paz, el 11 de noviembre.

La presidenta en funciones de la Asamblea Legislativa de Bolivia, Jeanine Añez, llamó este lunes a una sesión extraordinaria el martes para tratar de reparar el vacío constitucional que dejó la renuncia de Evo Morales a la presidencia y calmar la convulsión social en las calles.

El país pasó de un ambiente de celebración por la renuncia de Morales a uno de incertidumbre desde el domingo por la noche, cuando desconocidos quemaron al menos 60 autobuses en La Paz, apedrearon instituciones, negocios y casas de opositores y afines al gobierno.

La policía, que había estado ausente de las calles de Bolivia desde que estallaron motines en cuarteles de tres ciudades el viernes, regresó este lunes con el anuncio de que reanudaría las tareas de vigilancia.

Sin embargo, la convulsionada situación provocó que el comandante de la policía de La Paz pidiera la intervención de las Fuerzas Armadas.

Según reportó la agencia AFP, el coronel José Barrenechea, dijo al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, “que ya la policía boliviana ha sido rebasada".

Kaliman anunció después en una conferencia de prensa que las fuerzas armadas comenzarán a operar en las calles junto a la policía para reforzar la seguridad frente a "grupos vandálicos".

La reunión en la legislatura convocada por Añez fue programada para las 4:00 de la tarde, hora local, informó un comunicado de la senadora opositora.

En ausencia del presidente y el vicepresidente, quien renunció junto con Morales, el jefe del Senado se tendría que hacer cargo provisionalmente de conducir el país. De no poder, debería hacerlo el titular de la Cámara de Diputados. Sin embargo, ambos dimitieron, al igual que el vicepresidente de la Cámara alta.

La renuncia de Morales debe ser aprobada por la Asamblea Legislativa, que a su vez tiene que decidir los pasos a seguir para organizar la caótica situación institucional.

La inseguridad es manifiesta

La situación empeora porque los aliados de Morales comenzaron a marchar hacia La Paz desde distintos puntos del país y su llegada a la capital podría generar más disturbios, saqueos y enfrentamientos en las calles.

Los integrantes de la columna cargan whipalas, la bandera rechazada por los movimientos cívicos, y la consigna de los gritos es de “Ahora sí, guerra civil”.

Desde El Alto, por ejemplo, marchan miembros de los “ponchos rojos”, una histórica formación de indígenas aymara que respalda al ex presidente.

El lunes, miles de partidarios de Morales marcharon hacia el edificio del poder legislativo en La Paz, mientras los opositores levantaron barricadas con escombros en toda la ciudad para detener su avance.

En una carta de dimisión que envió a la asamblea, Morales denunció persecuciones de "los golpistas" a sus aliados y familiares, aunque más tarde pareció moderar su tono.

En medio de la conmoción, las Fuerzas Armadas lanzaron un plan para proteger los servicios públicos "esenciales" de eventuales sabotajes.

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