El abogado de Gross en Estados Unidos, Jared Genser, dijo que "de acuerdo con este dictamen, el Gobierno de Cuba debe poner en libertad a Alan Gross de inmediato y permitirle que regrese a Estados Unidos con su esposa Judy y sus dos hijas”.
El gobierno cubano reaccionó de inmediato y desestimó el dictamen, que dijo se logró por “presiones” de Washington, negando que la detención de Gross sea arbitraria o que el contratista preso este mal de salud.
Los cubanos dicen estar dispuestos a negociar, pero exigen que Estados Unidos revise el caso de los agentes de inteligencia cubanos presos y condenados en el vecino país.
René González —ahora en libertad restringida—, Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero y Gerardo Hernández fueron sentenciados a penas de hasta cadena perpetua por su labor de espionaje a grupos extremistas de La Florida. Un tribunal superior determinó que las condenas eran exageradas.
El Departamento de Estado exige la excarcelación de Gross y ha dicho que su caso "no es comparable" con el de "Los Cinco".
La esposa de Gross ha acudido a la opinión pública y al Congreso estadounidense para presionar por la liberación de su esposo y para que tanto Estados Unidos como Cuba dejen su acritud y se sienten a negociar asuntos de la amplia agenda bilateral, con la meta de mejorar sus relaciones.