Una poderosa comisión del Parlamento británico pedirá a Estados Unidos entregar parte del reporte sobre los interrogatorios de la CIA divulgado la semana pasada por el Senado estadounidense.
La idea es tratar de establecer si hubo algún tipo de complicidad por parte de los espías británicos en el uso de técnicas de interrogación extremas.
De encontrar alguna evidencia, la Comisión de Inteligencia y Seguridad del Parlamento podría llamar a declarar a políticos del izquierdista partido laboral, como el ex primer ministro Tony Blair, que estaban en el poder durante el tiempo de las supuestas torturas.
“Si agentes británicos de inteligencia estuvieron presentes cuando se torturaba, entonces fueron cómplices en esa tortura”, dijo Sir Malcolm Rifkind, presidente de la Comisión y ex secretario de Relaciones Exteriores.
El gobierno británico ha pedido a Estados Unidos, un aliado cercano, mantener en secreto las partes del reporte que se refieren a actividades de inteligencia británicas alegando razones de seguridad nacional. Ha insistido que no está ocultando nada embarazoso.
Los servicios de seguridad doméstico y extranjero de Gran Bretaña, el MI5 y MI6, han sido acusados durante años de colaborar en el tratamiento brutal de supuestos militantes, pero sus directores han negado tal posibilidad.
