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¿Han desaparecido los partidos opositores a Nayib Bukele en El Salvador?


Nayib Bukele, presidente reelecto en El Salvador el pasado 4 de febrero.
Nayib Bukele, presidente reelecto en El Salvador el pasado 4 de febrero.

Luego de las elecciones del 4 de febrero en El Salvador, el país ha pasado de tener un sistema bipartidista a un partido hegemónico, según analistas; es decir, un sistema donde predomina un partido y conviven otros partidos "satélites".

El fenómeno Nayib Bukele en El Salvador —que en 2019 le dio jaque al bipartidismo controlado por los históricos partidos Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN)— no ha logrado hasta ahora que sus opositores de antaño desaparezcan del mapa político tras las elecciones del 4 de febrero pasado, pero sí ha logrado instaurar un sistema de partido hegemónico en El Salvador, según analistas.

En las pasadas elecciones legislativas de El Salvador participaron 10 partidos políticos: Nuevas Ideas, el partido del presidente Nayib Bukele, que obtuvo 54 de 60 escaños, es decir ganó el 90 % del control del Congreso. El resto de escaños se repartió entre cuatro partidos: ARENA 2, PCN 2, PDC 1 y Vamos 1.

La legislación salvadoreña señala que para cancelar un partido este debe obtener menos de 50.000 votos válidos en una elección legislativa. ¿Sucedió esto con el resto de partidos el pasado 4 de febrero?

Nuevas Ideas obtuvo 2,2 millones de votos, según el escrutinio definitivo finalizado por el Tribunal Supremo Electoral 15 días después de las elecciones. ARENA obtuvo 227.357 votos y el FMLN quedó en tercer lugar con 195.920 votos. Es decir, superaron la barrera de 50.000 votos exigida por la legislación para continuar como partido.

De los 10 partidos en contienda, Nuestro Tiempo y Cambio Democrático fueron los únicos partidos que obtuvieron menos de 50.000 votos.

En su discurso de victoria desde el balcón del Palacio Nacional de San Salvador, Bukele proclamó frente una multitud enfervorizada que “toda la oposición junta quedó pulverizada” de acuerdo a sus proyecciones sobre los resultados electorales, que para entonces no habían sido oficializados por el Tribunal Supremo Electoral, pero que le daban amplia ventaja.

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“Sería la primera vez que en un país existe un partido único en un sistema plenamente democrático”, agregó el recién reelecto mandatario el pasado 4 de febrero.

Pero según analistas electorales consultados por la Voz de América, El Salvador tiene ahora no un sistema de partido único sino con un sistema de partido hegemónico, es decir, el dominio de un partido por sobre otros, en este caso Nuevas Ideas que ganó la presidencia con el 82 % de los votos válidos a favor de Bukele y el control del 90 % del Congreso.

Malcolm Cartagena, experto electoral, señala que en un sistema hegemónico como en el que se encuentra El Salvador conviven partidos “satélite” que coexisten con el partido predominante. En cambio, en un sistema de partido único, el partido es “totalitario, autoritario o pragmático”, a parte de no dejar que convivan en el entorno político otros partidos, dijo a la VOA.

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Ambos sistemas, aunque son diferentes, pertenecen a la clase de “sistemas no competitivos”, dijo el experto.

De la misma opinión es Ruth Eleonora López, con máster en Derecho Electoral, quien también considera que El Salvador tiene ahora un sistema de partido hegemónico, donde hay partidos “satélites o subordinados”.

La Constitución salvadoreña habla de la incompatibilidad de un sistema de partido único en un sistema de democracia. “La existencia de un partido único oficial es incompatible con el sistema democrático y con la forma de gobierno establecidos en esta Constitución”, señala el artículo 85.

¿Cuál es la influencia de los partidos satélite en El Salvador?

ARENA y el FMLN gobernaron El Salvador durante las tres décadas previas a la llegada de Bukele al poder en 2019. Ante los sonados casos de corrupción en los que se vieron envueltos ambos partidos, una parte de los salvadoreños decidieron votar a favor del proyecto de Bukele que continúa en ascenso desde 2019, pese a no tener una tendencia ideológica definida.

Con eslóganes como “ARENA nunca más” y “Pacto de corruptos”, Bukele se montó en la ola de hartazgo de los salvadoreños contra los partidarios que representaron la derecha y la izquierda tradicional surgidas tras los acuerdos de paz de 1992.

En 2019, el mandatario ganó la elección presidencial con el 54 % de los votos válidos. Esta vez, Bukele fue reelecto con el 82,6 % de apoyo. Además, desde 2021 controla el Congreso con un apoyo cada vez mayor.

Aún así para la militante y diputada por el FMLN, Anabel Belloso, quien perdió recientemente la reelección en el Congreso, Bukele “sueña con desaparecerlos, más no será”.

“No sucederá. (…) Seguimos legalmente inscritos”, dijo a la VOA.

Un hecho del que también está convencido el excandidato a la presidencia por ese partido, Manuel Flores. El 5 de febrero pasado, el excandidato destacó que el partido no había desaparecido. “Dijeron que nos iban a desaparecer, pero aquí estamos, vivos. Miles de votantes creyeron en nosotros”.

El FMLN estuvo al frente del Ejecutivo entre 2009 y 2019; previo a Bukele, los dos expresidentes que tuvo este instituto político, Mauricio Funes y Salvador Cerén, fueron nacionalizados nicaragüenses por el gobierno de Daniel Ortega luego de que los juzgados de El Salvador abrieran procesos de enriquecimiento ilícito contra ambos.

Mientras que los expresidentes por ARENA, partido de derecha que gobernó El Salvador entre 1989 y 2009, también han sido alcanzados por casos de corrupción. Hechos que hasta hoy les siguen pasando factura.

Al comparar los resultados de la elección legislativa de 2021 con los resultados actuales, ARENA redujo su caudal de votos para el Congreso de 318.703 a 227.357. Mientras que el FMLN aumentó levemente de 180.808 a 195.920.

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