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Los Juegos de Invierno, una rara "burbuja" de libertad de prensa con fecha de caducidad


Un atleta de Esquí de estilo libre, en el Genting Snow Park, Zhangjiakou, el 3 de febrero de 2022 en preparación a los Juegos Olímpicos de Beijing, China.
Un atleta de Esquí de estilo libre, en el Genting Snow Park, Zhangjiakou, el 3 de febrero de 2022 en preparación a los Juegos Olímpicos de Beijing, China.

Reporteros y otros trabajadores de la prensa asisitieron a los juegos olímpicos con la convicción de que sus dispositivos serían monitoreados por el gobierno chino.

Los periodistas en los Juegos Olímpicos de Beijing tienen una tarea difícil. No solo enfrentan una gran cantidad de restricciones relacionadas con la pandemia, sino que también trabajarán en uno de los países menos amigables del mundo para los medios.

En medio de las preocupaciones sobre la vigilancia y el maltrato de la prensa por parte de China, muchos periodistas en los Juegos de Invierno le dijeron a la Voz de América que están utilizando dispositivos "desechables", como teléfonos y computadoras portátiles completamente borrados de datos personales, para proteger su privacidad digital.

“Configuré una computadora desechable, tengo un teléfono desechable. Incluso tengo un iPad portátil conmigo”, dijo James Griffiths, corresponsal en Asia de The Globe and Mail, un periódico canadiense.

Antes de los Juegos Olímpicos de Invierno, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) advirtió que los teléfonos y las computadoras portátiles de los reporteros podrían verse infectados con malware mientras estén en China. “Suponga que todo lo que haga en línea será monitoreado”, decía un aviso de la organización.

China ocupó el puesto 177 de 180 en el Índice Mundial de Libertad de Prensa 2021 de Reporteros sin Fronteras, solo dos lugares por encima de Corea del Norte. El país no solo emplea un ejército de censores para mantener su llamado “Gran Cortafuegos”, sino que también es el mayor carcelero de periodistas del mundo, con al menos 128 detenidos, destacó la organización.

A principios de esta semana, el Club de Corresponsales Extranjeros de China publicó un informe en el que advierte que la libertad de prensa en el país está disminuyendo a una "velocidad vertiginosa" y que los reporteros extranjeros con sede en China enfrentaron agresiones físicas, piratería cibernética, denegación de visas y crecientes amenazas de acciones legales.

Una compensación de burbujas

Los periodistas extranjeros en los Juegos Olímpicos de Beijing no han informado de problemas hasta el momento, incluso si tienen una movilidad extremadamente limitada debido a las precauciones por el COVID-19.

“Actualmente estoy conectado a Internet Beijing 2022, a la que se puede acceder a través de varios lugares y, por lo que sabemos, está completamente sin censura. No sé qué tan monitoreado podría estar, por supuesto, pero al menos las cosas no están bloqueadas”, dijo el corresponsal Griffiths. “Dijeron que iban a hacer esto, y lo han cumplido. Pero claro, estamos en una burbuja”.

Los reporteros en los Juegos Olímpicos de Beijing no verán mucho de China. En cambio, estarán en un circuito cerrado, tomando solo autobuses oficiales de un lugar a otro. Es parte de la estrategia "COVID cero" de China, que ha intentado eliminar el COVID-19, a pesar de la aparición de la variante ómicron altamente transmisible.

Las restricciones han dificultado el periodismo, en ciertos aspectos.

“Es realmente difícil hacerse una idea de lo que significan estos Juegos para la gente aquí en Beijing, porque la única persona a la que realmente se le puede preguntar es un miembro de la fuerza laboral o un voluntario. Tratar de informar sobre lo que sucede fuera del circuito cerrado no es una opción”, dijo Donna Spencer, reportera deportiva de la agencia de noticias The Canadian Press.

Spencer dice que ella también trajo computadoras portátiles y teléfonos "limpios" a Beijing y está usando redes privadas virtuales, o VPN, que pueden proporcionar un grado de privacidad para las conexiones a Internet. Hasta ahora, ella dice que no ha tenido problemas.

“Este tipo de yuxtaposición es muy extraña. Somos libres de informar, dentro del ciclo cerrado”, dijo.

La única forma de entrar

Puede que las condiciones no sean las ideales, pero para muchos periodistas era la única forma de volver a China, dijo Eryk Bagshaw, corresponsal en el norte de Asia de The Sydney Morning Herald.

“Los Juegos Olímpicos presentaron una oportunidad que quizás no volvamos a tener”, dijo Bagshaw, quien también trajo computadoras portátiles, teléfonos e incluso nuevas direcciones de correo electrónico a Beijing.

En los últimos años, Beijing ha retrasado o rechazado la emisión de visas para periodistas extranjeros. Sin embargo, muchos periodistas en los Juegos de Beijing recibieron visas a través del Comité Olímpico Internacional.

Pero Bagshaw admitió que la burbuja ha simplificado enormemente la información en China, para bien y para mal.

“Básicamente, te estás sometiendo a una vigilancia tan total que casi hay libertad en eso”, dijo. “Hay cámaras absolutamente en todas partes: no estás mirando por encima del hombro preguntándote si te están siguiendo porque estás hablando con un disidente chino”.

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