Casas de elevados techos rojos a dos aguas y paredes blancas con listones oscuros dan la bienvenida al rincón alemán en Venezuela.
La historia se remonta a 1843, cuando 370 pobladores de la región de Baden, en el antiguo reino de Prusia y que hoy es Alemania, emprenden un viaje de 112 días para hacer una nueva vida en Venezuela, cuyo gobierno buscaba inmigrantes para desarrollar la agricultura.
"A ellos les ofrecen que vengan familias completas, incluso que iban a tener cada uno su parcela, su terreno, su casa, ganado, etc; y cuando llegan aquí es una montaña desolada, con unas chozas para que se ubiquen las primeras semanas. Fue muy fuerte, fue una promesa incumplida", explica Julio Carrillo, poblador de la localidad, ubicada en el centro norte del país.
A pesar de las adversidades, esas familias echan raíces en las tierras que bautizaron como La Colonia Tovar donde hoy sus descendientes mantienen vivas tradiciones ancestrales como el oktoberfest, una fiesta en honor a la cerveza, que data de 1810.
Quienes visitan La Colonia Tovar se ven seducidos por aromas y sabores que se encuentran a la venta en cada esquina de sus estrechas y empinadas calles, por donde se pueden ver mujeres vistiendo el traje tìpico de delantal y camisa blanca con bordados, atendiendo en restaurantes, bares y tiendas.
Y así como aquellos inmigrantes que se instalaron hace ya 180 años, cientos de familias continúan cosechando los campos para extraer coloridas, brillantes y firmes frutas y legumbres.
Eso ha pasado de generación en generación; y todo se trata del amor y la dedicación que cada uno le pone a su trabajo diario, es el día a día del coloniero. Ir con amor a la tierra, ir con amor a sus matas de mora y sus matas de fresa”, cuenta Ingrid Fher, comerciante local.
Katty Kanzler es sexta generación de los primeros pobladores de La Colonia Tovar. En sus redes sociales, difunde contenido sobre las particularidades de la pequeña Alemania en Venezuela.
"Estamos enamorados de este lugar. Sentimos que somos de aquí, aquí es nuestra casa. Obviamente, sí hay personas de nuestro pueblo que han migrado, sin embargo, nosotros nos sentimos muy bien y amamos este lugar", dice Kanzler a VOA.
A pesar de que las costumbres siguen vigentes, lo que sí está a punto de perderse es el llamado "alemán coloniero", un dialecto que conjuga la jerga de los primeros pobladores con palabras del español, pero que cada vez menos residentes hablan.
