En Europa, pronto dejará de haber cuchillos de plástico si la Unión Europea se sale con la suya.
El bloque de 28 naciones se acercó más a la prohibición de pajitas, platos, cubiertos y esponjas de algodón de un solo uso, luego de que funcionarios de los estados miembros de la UE y del Parlamento Europeo respaldaron el miércoles las recomendaciones de su rama ejecutiva diseñadas para reducir la contaminación marina.
Los activistas ambientales han estado pidiendo que se controle más el plástico desechable que se está acumulando en los océanos porque, a diferencia de los materiales orgánicos, no se descompone sino que simplemente se descompone en pedazos cada vez más pequeños.
Los estudios científicos han encontrado que las minúsculas partículas conocidas como microplásticos están siendo consumidas por animales a lo largo de la cadena alimentaria, aunque el impacto en la salud humana no está claro.
La rama ejecutiva de la UE, la Comisión Europea, estima que casi el 60 por ciento de los 25,8 millones de toneladas métricas de residuos plásticos producidos en el bloque cada año provienen de envases, y gran parte de ellos se exportan a terceros países en lugar de reciclarlos.
El grupo ambientalista alemán NABU afirma que solo con la prohibición se podrían prevenir aproximadamente 350,000 toneladas métricas de residuos plásticos en Alemania.
Una vez que se apruebe formalmente la prohibición, los países tendrán dos años para restringir el uso de productos plásticos de un solo uso, que también incluirán agitadores para bebidas, y recipientes de poliestireno para alimentos y bebidas, aunque las copas de plástico están exentas, por el momento.
Las botellas de PET que se vendan en la UE deberán contener al menos un 25 por ciento de plástico reciclado desde 2025, aumentando hasta un 30 por ciento para 2030.
La UE también quiere trabajar con los fabricantes para informar a los consumidores de la presencia de plástico en toallitas húmedas y filtros de cigarrillos.
La acción se produce un día después de que el ejecutivo de la UE, los estados miembros y el Parlamento Europeo acordaron reducir los límites de emisiones para los vehículos nuevos a partir de 2030. Según el plan, las emisiones de las automotrices de emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, deberán reducirse en un 37,5 por ciento en comparación con 2021.