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México discrepa con fallo sobre política de asilo de EEUU


 “Estados Unidos tiene una política migratoria durísima. La resolución que tomó la corte es impresionante en el impacto que va a tener”, dijo el canciller mexicano.
“Estados Unidos tiene una política migratoria durísima. La resolución que tomó la corte es impresionante en el impacto que va a tener”, dijo el canciller mexicano.

El gobierno mexicano no está de acuerdo con una orden “impresionante” de la Corte Suprema de Estados Unidos que impedirá a migrantes que no sean de México o Canadá solicitar asilo en las fronteras estadounidenses, dijo el jueves el canciller mexicano Marcelo Ebrard.

En la conferencia de prensa diaria del presidente Andrés Manuel López Obrador, Ebrard dijo que México tiene una política de asilo diferente y que nunca implementaría un fallo como el que ordenó el tribunal estadounidense.

“Nuestra política de refugio, de asilo, es una tradición en México y en México no implementaríamos este tipo de restricciones”, dijo el canciller. Añadió que “Estados Unidos tiene una política migratoria durísima. La resolución que tomó la corte es impresionante en el impacto que va a tener”.

Ebrard se negó a explicar cuál sería ese impacto, y dijo que tenía varias reuniones previstas para tratar de evaluar las consecuencias del fallo del alto tribunal para México.

Pero el fallo probablemente impulsará a más migrantes centroamericanos a tratar de ingresar ilegalmente a Estados Unidos con ayuda de coyotes o a solicitar asilo en México, que ya tiene más solicitudes de las que puede manejar.

México se resiste a firmar con Estados Unidos un acuerdo de tercer país seguro que obligaría a los migrantes a solicitar asilo en aquel país en primer lugar, pero aparentemente la sentencia de la corte logra el mismo resultado en forma unilateral.

El jueves, López Obrador dijo que había hablado por teléfono con el presidente Donald Trump el día anterior, destacó que el mandatario estadounidense reconoció los esfuerzos de México y que las relaciones bilaterales eran muy buenas.

También dijo que mejoraban las perspectivas de ratificación de un nuevo pacto de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá.

“No hay diferencias de fondo, no hay ninguna discrepancia, nada que pueda llevar a tomar medidas o que se apliquen medidas que afectan la economía, el desarrollo de nuestro país”, dijo López Obrador. “Por el contrario, hay un ambiente muy favorable para que el congreso de Estados Unidos (...) apruebe el tratado de libre comercio”.

Su actitud conciliadora contrasta con la que tuvo Trump meses atrás al vincular la inmigración con la política económica mediante la amenaza de aplicar aranceles a todas las importaciones mexicanas.

Tras la amenaza de Trump, México empezó a reprimir a los migrantes que cruzaban el país, apostó la Guardia Nacional en las fronteras norte y sur y trató de forzar a los migrantes a permanecer en el sur del país.

También aceptó la ampliación de la norma de “Permanecer en México” bajo la cual Estados Unidos ha enviado a miles de solicitantes de asilo a aguardar el procesamiento de su solicitud en territorio mexicano.

México anunció el viernes que se redujo el flujo de migrantes que arribaban a su frontera norte en 56% en tres meses y dijo que empieza a invertir en los países centroamericanos de donde provienen la mayoría de los migrantes.

Las políticas inmigratorias de López Obrador, con su intransigencia creciente, han sido objeto de críticas en el país y el exterior.

La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo días atrás que las políticas inmigratorias de México, Estados Unidos y algunos países centroamericanos le provocaban temor debido al “riesgo creciente de violaciones de los derechos humanos y abusos” que sufren los migrantes.

Preguntado acerca de esas declaraciones el jueves, Ebrard dijo que México compartía esos temores y había pedido una reunión con la oficina de Bachelet para intercambiar información.

El canciller también explicó que a cambio del trabajo en inmigración, México le solicitó a Estados Unidos ayudar a frenar el flujo de armas que llegan a territorio mexicano, donde actualmente se registran más asesinatos de los que hubo en al menos 20 años.

Ebrard dijo que en el 70% de los crímenes cometidos con armas en México entre enero y junio se utilizaron armas adquiridas en Estados Unidos.

El diplomático informó que México expuso que el tráfico de armas en la frontera tiene para su gobierno la misma prioridad que para Estados Unidos el tema de la migración. Ambas partes acordaron formar una comisión binacional para evaluar los avances en el tema.

Ebrard detalló que México propuso que Estados Unidos comience operaciones en los cruces fronterizos en San Diego, así como en El Paso, Laredo, McAllen y Brownsville, todas ciudades de Texas. El canciller dijo que 41% de las armas usadas en crímenes y recuperadas en México han sido rastreadas hasta Texas.

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