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Niños atrapados en Tailandia perdieron peso en su odisea


Estudiantes oran el miércoles, 11 de julio de 2018, en la escuela Maessaiprasitsart donde seis de los 12 niños rescatados estudian.
Estudiantes oran el miércoles, 11 de julio de 2018, en la escuela Maessaiprasitsart donde seis de los 12 niños rescatados estudian.

Los jóvenes futbolistas rescatados de una cueva inundada en Tailandia perdieron peso durante los 18 días que estuvieron atrapados, pero pudieron beber agua y gozan de buena salud, dijo un funcionario el miércoles.

Los 12 chicos y su entrenador, que fueron rescatados en tres fases entre el domingo y el martes, “se cuidaron muy bien en la cueva”, señaló el inspector de salud pública Thongchai Lertwilairatanapong en una conferencia de prensa en el hospital de la ciudad de Chiang Rai, donde se recuperan.

Los cuatro menores rescatados en la primera fase del operativo el domingo pueden tomar comida normal y caminar, y los cuatro que salieron a la superficie el lunes tienen una dieta blanda. Uno de los miembros del último grupo, formado por cuatro chicos y el técnico, que llegó al hospital el martes en la noche, padece una leve infección pulmonar.

Dos miembros del primer grupo tienen también una infección en los pulmones y necesitarán tratamiento médico durante siete días, señaló Thongchai.

En promedio, los chicos perdieron dos kilos (4,4 libras) de peso con respecto a la información previa que se tenía de ellos, agregó Thongchai. Durante su odisea, pudieron beber el agua que se filtraba al interior de la gruta.

El grupo accedió al interior de la cueva de Tham Luang para explorarla luego de un entrenamiento el pasado 23 de junio, pero las lluvias del monzón anegaron rápidamente los estrechos pasadizos bloqueándoles la salida. Fueron encontrados por dos buceadores británicos 10 días después, resguardados en una pequeña estancia sobre el nivel del agua, sonriendo aliviados pero visiblemente delgados.

La compleja y arriesgada misión de rescate, en la que buceadores tailandeses e internacionales sacaron a los chicos y a su entrenador fuera de la cueva por los inundados pasadizos, tuvo en vilo a personas en todo el mundo. Como muestra del riesgo que entrañaba la operación, un exmiembro de las fuerzas especiales de la Armada tailandesa que trabajaba como voluntario en el operativo, murió el viernes mientras reponía botellas de oxígeno a lo largo de la ruta de salida.

Ninguno de los menores, de entre 11 y 16 años, tenía experiencia de buceo y en su salida estuvieron acompañados por dos profesionales cada uno, que los guiaron por los rocosos y enfangados pasadizos, por los que en algunas zonas solo se puede pasar gateando. Este método era especialmente arriesgado, pero la disminución de los niveles de oxígeno en la cueva y el temor a nuevas lluvias del monzón aceleraron la decisión.

Los niños están aislados dentro del hospital para evitar que contraigan infecciones. Los familiares han visto a al menos algunos de ellos a través de un cristal y, una vez pase un tiempo sin que haya problemas, podrán acercarse vestidos con ropa esterilizados.

El primer ministro de Tailandia, Prayuth Chan-ocha, dio las gracias el miércoles a las personas que participaron en el rescate.

En un discurso televisado para toda la nación, Prayuth señaló que los esfuerzos del gobierno, la ayuda de la gente en Tailandia y en el extranjero y el abrumador apoyo moral hicieron de la misión un éxito.

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