El Parlamento de Nicaragua ilegalizó este miércoles a la Asociación Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta con el fin de asistir a los más pobres del país.
De igual forma fueron canceladas 100 organizaciones no gubernamentales más existentes en el país con 75 votos a favor de los diputados oficialistas que controlan el Parlamento, de los 91 en total.
El oficialismo argumentó que la Asociación Misioneras de la Caridad no está acreditada por el Ministerio de la Familia para funcionar como guardería, centro de desarrollo infantil, hogar de niñas ni asilo de ancianos.
También indicaron que no tienen permiso de funcionamiento del Ministerio de Educación para realizar reforzamiento de aprendizaje.
Además, aseguraron los estados financieros reportados al Ministerio de Gobernación —que es el ente que regula las oenegés— supuestamente no coinciden con los documentos presentados.
Fundada en 1988
La Asociación religiosa anulada este miércoles fue fundada en agosto de 1988 durante la primera administración de Daniel Ortega, tras una visita al país de la madre Teresa de Calcuta.
La medida ha causado críticas a la administración del presidente Daniel Ortega, quien ha emprendido una ofensiva contra la iglesia católica, a quien acusa de intentar coludirse con otros grupos de oposición para propinarle un golpe de Estado.
El sacerdote nicaragüense, exiliado en Miami, monseñor Silvio Báez dijo en Twitter que veía con “mucha tristeza que la dictadura haya obligado a las misioneras abandonar el país”. “Nada justifica privar a los pobres de atención caritativa. Soy testigo del servicio amoroso que prestaban las hermanas”, agregó el religioso.
De igual forma la expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla se preguntó: "¿Cómo justificar concesiones a un régimen para el cual hasta la acción humanitaria de un grupo de misioneras le resulta subversivo e intolerante?".
Nicaragua vive una de sus peores crisis políticas desde 2018 a la fecha, tras unas protestas contra el presidente Daniel Ortega que desencadenaron más de 300 muertos.
La iglesia y resto de la sociedad civil exigieron al mandatario que cesara la represión, sin embargo el mandatario respondió con violencia poniendo en la cárcel a la mayoría de sus críticos.
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