El presidente Barack Obama se prepara para nominar al ex No.2 del Departamento de Justicia durante la era Bush, James B. Comey, para el puesto de director del FBI en sustitución de Robert S. Mueller quien ha estado en el cargo desde 2001.
La nominación de Comey, un republicano, es vista como un guiño bipartidista del presidente Obama al Congreso, tratando de no abrir un nuevo flanco en las batallas políticas relacionadas con los escándalos en el IRS, el espionaje de periodistas y el ataque al consulado de Bengasi.
Comey, de 52 años, estuvo en el centro del debate sobre las prácticas antiterroristas del gobierno de Bush, y junto con Muller, se enfrentó a Alberto González, entonces consejero legal de la Casa Blanca, y a Andrew Carr, jefe de gabinete de la Casa Blanca.
El presidente anunciará su elección en los próximos días y el Congreso tendrá que aprobar su nombramiento. El cambio ya llega tarde porque Mueller tenía que haber dejado su puesto en 2011, según una norma que limita a 10 años el mandato del director del FBI, pero el Congreso aprobó por unanimidad una petición de Obama en 2011 de conceder a Muller dos años más que se cumplen en septiembre.
El senador por Iowa, Chuck Grassley, el republicano de más jerarquía en la Comisión Judicial del Senado, adelantó que no obstante la importante experiencia de Comey en temas de seguridad nacional, su audiencia de confirmación seguramente tratara el tema de su reciente trabajo con fondos especulativos en Wall Street.
Comey trabajó con la empresa de manejo de inversiones Bridgewater Associates con sede en Connecticut desde 2010 hasta principios de este año. Actualmente es profesor en la escuela de leyes de la Universidad de Columbia.
De acuerdo a fuentes cercanas con el proceso de nominación, la Casa Blanca se había enfocado en dos candidatos posibles para el puesto. El otro candidato era Lisa Monaco, ex fiscal asistente que se convirtió en jefe de Contraterrorismo de la Casa Blanca este año. Monaco habría sido la primera mujer en dirigir al FBI.
La nominación de Comey, un republicano, es vista como un guiño bipartidista del presidente Obama al Congreso, tratando de no abrir un nuevo flanco en las batallas políticas relacionadas con los escándalos en el IRS, el espionaje de periodistas y el ataque al consulado de Bengasi.
Comey, de 52 años, estuvo en el centro del debate sobre las prácticas antiterroristas del gobierno de Bush, y junto con Muller, se enfrentó a Alberto González, entonces consejero legal de la Casa Blanca, y a Andrew Carr, jefe de gabinete de la Casa Blanca.
El presidente anunciará su elección en los próximos días y el Congreso tendrá que aprobar su nombramiento. El cambio ya llega tarde porque Mueller tenía que haber dejado su puesto en 2011, según una norma que limita a 10 años el mandato del director del FBI, pero el Congreso aprobó por unanimidad una petición de Obama en 2011 de conceder a Muller dos años más que se cumplen en septiembre.
El senador por Iowa, Chuck Grassley, el republicano de más jerarquía en la Comisión Judicial del Senado, adelantó que no obstante la importante experiencia de Comey en temas de seguridad nacional, su audiencia de confirmación seguramente tratara el tema de su reciente trabajo con fondos especulativos en Wall Street.
Comey trabajó con la empresa de manejo de inversiones Bridgewater Associates con sede en Connecticut desde 2010 hasta principios de este año. Actualmente es profesor en la escuela de leyes de la Universidad de Columbia.
De acuerdo a fuentes cercanas con el proceso de nominación, la Casa Blanca se había enfocado en dos candidatos posibles para el puesto. El otro candidato era Lisa Monaco, ex fiscal asistente que se convirtió en jefe de Contraterrorismo de la Casa Blanca este año. Monaco habría sido la primera mujer en dirigir al FBI.
