Brandon Johnson, un organizador sindical y exprofesor, fue elegido el martes alcalde de Chicago, en una importante victoria para el ala progresista del Partido Demócrata mientras la ciudad, mayoritariamente progresista, enfrenta una elevada tasa de criminalidad y problemas financieros.
Johnson, comisionado del condado de Cook y que contaba con el respaldado del sindicato de maestros de Chicago, se impuso en una reñida contienda al exdirector general de las escuelas de la ciudad, Paul Vallas, quien tenía el apoyo del sindicato de policía.
Johnson, de 47 años, sucederá a Lori Lightfoot, la primera mujer negra y la primera persona abiertamente homosexual que ocupó la alcaldía de Chicago.
Lightfoot fue el primer alcalde que pierde una reelección en 40 años al quedar tercera en la primera vuelta de febrero.
El triunfo de Johnson en la tercera ciudad de Estados Unidos corona la extraordinaria trayectoria de un candidato que era poco conocido cuando entró a la carrera electoral el año pasado.
Se situó como favorito con la ayuda organizativa y financiera del políticamente influyente sindicato de maestros y con el respaldo de los senadores demócratas Bernie Sanders y Elizabeth Warren.
En su discurso tras la victoria, un exultante Johnson dio las gracias a sus seguidores por ayudar a abrir “un nuevo capítulo en la historia de nuestra ciudad”. Prometió que durante su mandato la ciudad velará por todos, con independencia de cuánto dinero tengan, a quién amen o de dónde vengan.
“Esta noche es el comienzo de un Chicago que invierte de verdad en toda su gente”, afirmó Johnson.
Johnson, quien es negro, recordó su infancia en el seno de una familia pobre, las clases que impartió en una escuela de Cabrini Green, un antiguo complejo de viviendas públicas con mala fama, y cómo protegió a sus hijos de los disparos en su barrio del West Side.
Además, hizo referencia a los líderes de los derechos civiles Martin Luther King Jr. y el reverendo Jesse Jackson y calificó su victoria como la continuación de sus legados.
“Hoy el sueño está vivo”, afirmó. “Y por eso hoy celebramos el renacimiento y la resurrección de la ciudad de Chicago”.
La suya fue una victoria trascendental para organizaciones progresistas como el sindicato de profesores, ya que logró el cargo público de mayor rango entre cualquier miembro activo de la organización en la historia reciente, según sus dirigentes.
Tanto los progresistas como el ala más moderada del Partido Demócrata consideraban los comicios en Chicago como una prueba de su poder organizativo y su mensaje.
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