Por segundo día consecutivo, aviones de guerra rusus lanzaron ataques aéreos contra combatientes del grupo terrorista Estado islámico en Siria desde una base en suelo iraní.
De esta manera, Rusia ratifica su compromiso en la lucha contra el grupo extremista y al mismo tiempo niega que el uso de las bases iraníes viole las sanciones impuestas por Naciones Unidas a Irán.
El ministro ruso de relaciones exteriores, Sergey Lavrov, rechazó las acusaciones realizadas por el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Mark Toner.
Toner dijo que las operaciones rusas que parten de suelo iraní podrían violar la resolución de la ONU que prohíbe suministrar, vender o transferir aviones de combate a la República Islámica a menos que lo apruebe el Consejo de Seguridad.
"No hubo suministro, venta o transferencia de aviones de combate a Irán", manifestó Lavrov, que insistió en que la presencia de la Fuerza Aérea rusa en Irán es solo para el uso de sus instalaciones.
El canciller pidió además a Washington que no sea "quisquilloso con lo que está ocurriendo en cuando a las restricciones que persisten sobre el comercio y las relaciones con irán".
La ofensiva del miércoles destruyó dos puestos de mando y otros tantos campos de entrenamiento, agregó Moscú.
El presidente del Parlamento de Irán destacó que Rusia no tiene una base militar permanente en el país en declaraciones recogidas por la agencia de noticias estatal IRNA que parecían estar orientadas a aliviar las preocupaciones internas sobre los ataques en la vecina Siria.
