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Seis cosas que saber sobre las elecciones de EEUU


Estados Unidos celebra este martes 8 de noviembre de 2022 las elecciones de medio término.
Estados Unidos celebra este martes 8 de noviembre de 2022 las elecciones de medio término.

Muchos estadounidenses votaron anticipadamente pero otros lo hacen este martes en las elecciones de medio periodo, donde se decidirá el control del Congreso y los gobiernos de varios estados.

Los republicanos vaticinan una victoria abrumadora, mientras que los ansiosos demócratas tratarán de defender sus estrechas mayorías en el Congreso.

Ello en un escenario en el que prevalece el descontento en torno a la economía, la delincuencia y el liderazgo del presidente Joe Biden. Los demócratas albergan esperanzas de que la reacción popular contra la decisión de la Corte Suprema de anular el derecho al aborto les salvará.

Debido a lo reñido de varias contiendas y los conteos de votos prolongados, podrían pasar días o semanas antes de que se conozcan los resultados definitivos.

Aquí un vistazo a lo que ver en el día de las elecciones:

¿Una ola Republicana?

Todo apunta a que los republicanos se anotarán victorias significativas el martes. Pero queda por ver si será una onda o un tsunami.

Los votantes en su gran mayoría están pesimistas en cuanto al rumbo que lleva el país, en medio de una alta inflación y una severa polarización política. Y la tendencia histórica es que los votantes se desquitan con el partido en el poder.

Desde hace más de un siglo, casi siempre el partido que tiene la Casa Blanca sufre reveses en la primera elección legislativa, con las excepciones de 1934 durante la Gran Depresión; en 1998 durante el intento de destituir al presidente Bill Clinton; y en 2002 tras los ataques terroristas del 11 de septiembre.

En cierto momento los demócratas llegaron a esperar que la decisión sobre el aborto revertiría la tendencia histórica —o al menos limitaría sus derrotas_, pero sus dirigentes se han expresado más preocupados en los últimos días.

Funcionarios de ambos partidos vaticinan que los republicanos tomarán el control de la Cámara de Representantes, para lo cual necesitan sólo una ganancia neta de cinco escaños. Pero si ocurre una oleada republicana, el partido podría llevarse hasta 25 o más. Percibiendo la oportunidad, grupos republicanos han invertido millones de dólares en distritos de tendencia demócrata en California, Nueva York, Illinois y Pensilvania.

La contienda por el Senado es todavía más reñida. Los republicanos necesitan ganar sólo un escaño para controlar esa cámara.

Los demócratas luchan cuesta arriba para defenderse en Arizona, Georgia, Nevada y Nueva Hampshire, y los republicanos creen que, además, podrían ganar en Colorado y en el estado de Washington.

Las probabilidades de los republicanos están un poco limitadas por candidatos en cierta manera deficientes en Arizona, Georgia y Nueva Hampshire que han recibido el respaldo del expresidente Donald Trump.

Pensilvania es la mejor oportunidad para los demócratas de arrebatarle un escaño a los republicanos, mientras que siguen reñidas las contiendas por escaños de republicanos en Carolina del Norte y Wisconsin.

Al mismo tiempo, las elecciones para cargos locales como los gobernadores o los secretarios de estado esta vez han cobrado una importancia inusitada. El actual ambiente político tiene a los republicanos confiados de ganar las gobernaciones en estados tradicionalmente demócratas como Oregon y Nuevo México. Si se concreta una ola republicana, los demócratas podrían estar en aprietos en todos lados.

El efecto Roe

Luego que la Corte Suprema federal anuló en junio el fallo Roe vs. Wade de 1973 sobre la despenalización del aborto, los republicanos —incluyendo a Trump— expresaron en voz alta que el descontento popular afectaría a su partido en las elecciones. Y han surgido indicios de que muchos votantes —mujeres suburbanas y los más jóvenes, particularmente— fueron motivados por esa decisión y prometieron votar por demócratas.

Pero más de cuatro meses después de esa decisión judicial, su efecto político parece estar esfumándose.

En semanas recientes candidatos demócratas han abandonado el argumento sobre el aborto y se han centrado más en la economía y en la necesidad de proteger prestaciones sociales. Y algunos funcionarios electos, entre ellos el senador por Vermont Bernie Sanders, un independiente, han advertido que los demócratas han dependido demasiado en el tema del aborto para animar a sus partidarios.

El tema se refleja especialmente entre las mujeres suburbanas, un grupo que se volvió en contra de Trump y los republicanos en el 2020 pero parece haber dado vuelta otra vez ahora que los republicanos concentran sus ataques en las restricciones pandémicas y en la economía.

El voto latino

Los demócratas han estado tratando de recuperar a los latinos luego de su pobre desempeño con ese segmento de la población en 2020. Pero hay razones para creer que este año les irá incluso peor.

Ambos partidos se han enfocado en el Valle del Río Grande en el sur de Texas, una zona de mayoría hispana donde los apuros de la administración Biden por enfrentar los problemas que aquejan a la frontera se han convertido en un tema central.

Los republicanos calculan que en esa zona, hasta ahora un baluarte demócrata, ganarán al menos tres escaños de la Cámara de Representantes.

Los republicanos se sienten optimistas también sobre sus posibilidades en el condado Miami-Dade de Florida, hogar de 1,5 millones de hispanos en edad de votar y un baluarte demócrata los últimos 20 años. Los republicanos lograron importantes avances allí en las elecciones presidenciales pasadas.

Si los demócratas pierden Miami-Dade, prácticamente quedarían sin posibilidades de ganar en Florida, incluyendo en las elecciones presidenciales.

El voto hispano será importante en otros estados, pero en ninguno más que en Arizona y Nevada, donde la demócrata Catherine Cortez Masto, la primera senadora latina de Estados Unidos, está enfrascada en una reñida contienda.

¿Cómo les irá a los candidatos de Trump?

Trump sigue siendo la fuerza dominante en el Partido Republicano, pero las elecciones del martes pondrán a prueba su influencia en el electorado general.

Obviamente, Trump no es candidato ahora, pero sí lo son muchos políticos que él ha apoyado. Y entre ellos hay varias figuras controversiales que derrotaron a otros que contaban con el respaldo de la base del partido.

Si no les va bien a los candidatos respaldados por Trump, ello tendería una sombra sobre su eventual candidatura para las elecciones de 2024.

En Pensilvania, Doug Mastriano es el candidato republicano para gobernador y cuenta con el respaldo de Trump. Sin embargo, pasa apuros en las encuestas ante el demócrata Josh Shapiro. El ungido por Trump para el Senado, el doctor Mehmet Oz, libra una apretada batalla contra el demócrata John Fetterman.

En Arizona, la candidata a gobernadora Kari Lake y el candidato senatorial Blake Masters, ambos republicanos que repiten las mentiras de Trump sobre fraude electoral, están posicionados para ganar.

Otros fieles de Trump en competencia: el candidato senatorial por Ohio, JD Vance, el candidato senatorial por Carolina del Norte Ted Budd, el candidato a gobernador de Michigan Tudor Dixon y el candidato a gobernador de Nueva York, Lee Zeldin.

Con el 2024 en la mira

De muchas maneras, las elecciones de 2022 incidirán en las de 2024.

Un mal desempeño de los demócratas podría ser mal augurio para las probabilidades reeleccionistas de Biden. Y Trump con toda seguridad hará alarde de victorias republicanas como prueba de su fuerza política de cara a una tercera campaña para la Casa Blanca.

Asociaciones defensoras del buen gobierno están particularmente preocupadas por el hecho de que muchos candidatos que han repetido las mentiras de fraude electoral se han postulado a cargos estatales en diversas partes del país.

En Nevada, el republicano Jim Marchant se ha postulado para secretario de estado, el principal funcionario electoral estatal. Marchant es jefe de la America First Secretary of State Coalition, una agrupación de trumpistas que dicen falsamente que hubo fraude en las elecciones de 2020.

Lo mismo ocurre en Arizona y Michigan, donde se han postulado para secretario de estado dos miembros de esa misma coalición: Mark Finchem y Kristina Karamo. Y en Pensilvania, el candidato republicano a gobernador Doug Mastriano, otro estridente promotor de la mentira sobre fraude electoral, tendría, si gana, la autoridad de designar a su propio funcionario electoral.

Aparte del tema de la administración electoral, los candidatos ganadores podrían aprovechar su buen desempeño para posicionarse de cara a las elecciones de 2024.

Lake, la candidata republicana a gobernadora de Arizona, ya está siendo mencionada como posible candidata vicepresidencial de Trump. Y en Florida, el gobernador Ron DeSantis, quien busca la reelección, está considerando postularse en 2024 independientemente de lo que haga Trump.

¿Qué se sabrá la noche del martes?

Es posible que los resultados en varios lugares no estén disponibles por varios días o semanas.

Hay varias razones.

En Georgia, un candidato debe tener por lo menos el 50 % de los votos para ganar. De lo contrario, se realiza una segunda vuelta que sería el 6 de diciembre. Los estrategas de ambos partidos creen que justamente eso es lo que ocurrirá, particularmente en la contienda senatorial.

En otros estados, el conteo de votos puede ser largo y complicado, especialmente ahora que se ha vuelto popular votar por correo.

Bajo las leyes de Arizona, por ejemplo, todas las papeletas tienen que haber sido depositadas para las 7 p.m. pero los funcionarios tienen hasta 20 días para concluir el conteo. En Nevada, los condados tienen cuatro días para contar las boletas tardías entregadas por correo y le pueden dar a los votantes dos días más para corregir boletas que hayan llegado en sobres con errores o con información incompleta.

En algunos estados reñidos, como Pensilvania y Wisconsin, las autoridades no pueden empezar a validar las boletas hasta el día de las elecciones.

Diecinueve estados otorgan un periodo de gracia para recibir las boletas, siempre y cuando hayan sido enviadas antes de la jornada electoral. En California el periodo es de siete días.

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