Un brutal ataque suicida contra un edificio en Kabul que alberga un centro cultural chiíta musulmán vinculado a Irán dejó al menos 41 muertos y 84 heridos, muchas de ellas con quemaduras graves producidas por las intensas explosiones.
Nusrat Rahimi, un portavoz adjunto del Ministerio del Interior de Afganistán, confirmó a la VOA que se espera que aumente el número de víctimas.
El grupo Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad del ataque. Una declaración en línea dijo que el ataque fue llevado a cabo por un terrorista suicida y que también se usaron otras tres bombas. Los ataques anteriores contra lugares y procesiones de culto chiítas en Kabul y en otras partes de Afganistán también fueron reivindicados por el Estado Islámico.
En su comunicado a la agencia Aamaq, la milicia radical dijo que el centro estaba financiado por Irán y se utilizaba para propagar creencias chiíes.
El atacante, informaron testigos, se inmoló cerca de una gran reunión que se desarrollaba en el sótano del edificio del Centro Social y Cultural Tebyan poco antes de que explotaran otros dispositivos.
Mohammad Sabir Nasib, director de un hospital de Kabul, dijo a VOA que han recibido al menos 11 cadáveres y 18 heridos graves, y que la cifra de muertos probablemente aumentaría. Había mujeres entre las víctimas, agregó.
Las oficinas de la Afghan Voice Agency (AVA), una organización de noticias, se encuentran cerca del centro cultural. Reuters informó que al menos un periodista de AVA se encuentra entre los muertos.
El presidente Ashraf Ghani calificó el ataque como un "crimen contra la humanidad".
El palacio presidencial dijo en un comunicado que el gobierno afgano está comprometido con la eliminación del terrorismo.
"Los grupos terroristas y sus partidarios deben saber que el pueblo afgano está unido y se mantiene firme ante cualquier plan llevado a cabo por sus enemigos; estos atroces ataques no romperán la determinación del pueblo afgano ", decía la declaración.
La misión de Apoyo de la OTAN en una declaración condenó el derramamiento de sangre.
"El avance cultural y la libertad de expresión no serán disuadidos. Nuestros enemigos mutuos deben saber que no ganarán y que el pueblo afgano no será silenciado ", dijo la misión, que comprende principalmente tropas estadounidenses.
La insurgencia talibán se distanció del ataque y dijo que sus combatientes no tienen como objetivo las instalaciones civiles, especialmente las que albergan centros educativos y culturales.
El centro cultural, un edificio de dos plantas, se encuentra en el humilde barrio de Dasht-e-Barchi, de mayoría chií, en la zona oeste de la capital. Se trata de una estructura sencilla rodeada por viviendas de adobe en las que viven algunos de los más pobres de Kabul.
La filial afgana del grupo Estado Islámico, formada por extremistas suníes, ve a los chiíes como apóstatas. La rama del grupo EI en Afganistán agrupa a milicianos uzbecos del Movimiento Islámico de Uzbekistán, que se separaron de los talibanes, y a insurgentes desencantados que han abandonado a la más grande y establecida fuerza talibán.
Mientras tanto, una explosión de una bomba en la noche en la provincia de Balkh, al norte del país, mató al menos a seis niños. El incidente tuvo lugar en el distrito de Dawlatabad. Las autoridades informaron que las víctimas encontraron un artefacto explosivo improvisado plantado por militantes antigubernamentales, y estaban jugando con él cuando explotó.