Un grupo de kamikazes talibanes fuertemente armados atacó uno de los principales hoteles de Kabul, en Afganistán, la noche del martes 28 de junio de 2011.
Al menos 10 civiles murieron en las cuatro horas de combates que siguieron (uno de ellos español), dos policías y nueve atacantes, es decir, un total de 21 personas, según lo confirmó el gobierno de Afganistán.
Los militantes de talibán finalizaron los combates haciendo estallar los explosivos que llevaban consigo, mientras que otros fueron muertos por fuerzas de seguridad de la OTAN.
Otras ocho personas resultaron heridas. El ataque tuvo lugar en la víspera de una conferencia para discutir la entrega gradual de la seguridad de Afganistán a las fuerzas afganas. Asraf Ghani, jefe de la Comisión de Transición, hizo una advertencia a los talibanes.
“El proceso de transición será exitoso de todas formas. Nuestros enemigos deben saber que no podrán detenernos de esta manera. Este país está dispuesto a sacrificar más si es necesario para poder mantenerse de pie por sí mismo”, dijo Ghani.
Los 140.000 soldados occidentales que apoyan al frágil gobierno de Kabul frente a la rebelión de los talibanes deben empezar a retirarse dentro de algunas semanas para transferir la responsabilidad de la seguridad del país a las fuerzas afganas.
La mayoría de los muertos eran empleados del hotel, pero por lo menos dos de las víctimas eran policías afganos.
Dos helicópteros de la OTAN fueron llamados para repeler el ataque. Efectivos de la Alianza Atlántica dieron muerte a tres militantes que estaban disparando desde el techo del hotel.
El Talibán se atribuyó responsabilidad por el ataque, el mismo que según indicó estuvo dirigido a huéspedes extranjeros del hotel.