En el mundo se usan un millón de bolsas de plástico por minuto, desechando cerca de un trillón anualmente. El problema es que cada bolsita puede demorar hasta 1000 años en descomponerse.
Por eso, los nuevos activistas del medio ambiente están buscando cambiar las rutinas de la gente y involucrar materiales reciclables en la transportación de su comida y compras.
Según el periódico The Wall Street Journal, en Estados Unidos el costo por bolsas de plástico para las tiendas es de $4 billones de dólares.
No es de extrañar pues además de las necesarias bolsas cuando se va de compras, los estadounidenses compran bolsas. La mayoría de los hogares usan las “zip bags” o bolsas de plástico que se pueden cerrar para el sándwich, las frutas, las golosinas y el almuerzo.
Lo que se está intentando inculcar a la gente es que estas pueden ser reemplazadas por empaques de vidrio o por materiales reusables como tela.
Las bolsas de papel son una solución que se está notando cada vez más, en especial en cadenas de almacenes preocupadas por el medio ambiente, pero estudios muestran que este no es el mejor camino. La energía requerida para producir y transportar una bolsa de papel es muy alta.
Evite la bolsa, salve el río
La ciudad de Washington integrando dos iniciativas ecológicas, aprobó un impuesto al uso de la bolsa plástica. Por ley desde enero de 2010, está cobrando cinco centavos por cada bolsa de plástico y con el dinero recogido se está limpiando el río Anacostia.
En el mercado, el restaurante o en cualquier tienda, si usted trae su propia bolsa, no tendrá que pagar los extra centavos por la bolsa de plástico. El negocio usualmente se queda con uno o dos centavos y el resto va a una campaña dedicada a limpiar el río Anacostia. El río que pasa por el costado de la capital de Estados Unidos está muy contaminado y en palabras del mismo alcalde de la ciudad Adrian Fenty, “uno puede navegar, pero no nadar, ni pescar en él”.
En el lanzamiento del programa Fenty dijo, “hemos convertido en legislación, esto que debería ser parte de la vida de cada ciudadano de Washington: necesitamos reciclar. En la medida de lo posible dejar de usar bolsas de plástico.”
Se estima que el programa generará $3,5 millones de dólares para limpiar el Anacostia, que según las proyecciones de los especialistas se convertirá en un lugar para pescar y nadar en 2032.
La campaña de la capital, como otras campañas verdes, lo que busca no es solo el dinero para recuperar el río, sino también el cambio en la cultura ciudadana y en la cultura del comprador.