EE.UU.: debate alza de impuestos

Lo que se deduce de los salarios para la Seguridad Social es uno de los asuntos en la discusión.

Sigue viva la controversia entre demócratas y republicanos sobre cuánto deben pagar los estadounidenses en impuestos.

Muchos de los mismos republicanos que batallaron a favor de que se mantuvieran los recortes de impuestos puestos en vigor durante la presidencia de George W. Bush están defendiendo ahora la idea de que un recorte tributario “temporal” debe terminar según se había planeado.

La extensión del alivio tributario a la que se oponen, a diferencia de otros cambios propuestos en el impuesto sobre los ingresos, es una política que ha ayudado al 46 por ciento de los estadounidenses que pagan gravámenes, por concepto de deducción salarial, sobre cada dólar que ganan.

Los republicanos aseguran que su posición es consistente con el propósito de una política tributaria a largo plazo que incentive el empleo y dé mayor seguridad a la economía. “Siempre es netamente positivo permitir que los contribuyentes retengan para ellos una parte mayor de lo que ganan”, dijo el congresista Jeb Hensarling, republicano por Texas.

Pero el debate probablemente se caldee las próximas semanas, cuando una comisión bipartidista busque conseguir grandes reducciones al déficit fiscal y valore qué impuestos son intocables y cuáles no.

Los trabajadores normalmente pagan el 6,2 por ciento de deducción de sus salarios como contribución a la Seguridad Social, y sus patronos pagan una cantidad similar para completar el 12,4 por ciento que aporta cada empleado.

Como parte de un acuerdo bipartidista en diciembre último, el Congreso aprobó una petición del presidente Barack Obama a fin de reducir a 4,2 por ciento durante un año la parte que aportan los trabajadores, sin alterar la que pagan los empleadores. El presidente quiere que el Congreso extienda esa reducción por otro año, pero los republicanos se oponen.

La gran mayoría de los estadounidenses pagan más al fisco con esas deducciones que por razón de impuestos sobre los ingresos, y el haberlas reducido le costará al gobierno unos $120.000 millones de dólares este año, y una cantidad similar en el 2012 en caso de que fuera renovada la medida.

Según, el congresista Dave Camp, republicano por Michigan, presidente del poderoso Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes, e integrante de la comisión legislativa encargada de reducir el déficit, “no importa lo bien intencionada que esté” esa reducción hará crecer aún más el déficit.

Los republicanos encabezaron la batalla por extenderle la vida a un alivio tributario aún más grande, la reducción impositiva sobre los ingresos fijada por el presidente Bush en 2001, que según lo previsto debía haber expirado a principios de año. Obama trató de privar de exención a los estadounidenses más adinerados, pero los republicanos lo impidieron.

El punto más candente ahora de la controversia es que algunos republicanos sostienen que para estimular el crecimiento de empleos es mejor rebajar las tasas de impuestos sobre los ingresos que paga la gente y las compañías que extender la reducción de los gravámenes que los trabajadores aportan como contribución a la Seguridad Social.