Con un minuto de silencio dio inicio la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, convocada por Kuwait, tras la violencia registrada en la Franja de Gaza, el lunes 14 de mayo.
Ese día se inauguró oficialmente la Embajada de Estados Unidos en Jerusalén, en medio de violentas protestas de palestinos donde según los reportes oficiales de la ONU más de 50 palestinos murieron, entre ellos varios niños y miles más resultaron heridos.
El Representante Especial del Secretario General de la ONU para la coordinación de la paz en el Medio Oriente Nikolay Mladenov, dijo que son “Víctimas de la violencia que se ha registrado allí durante las últimas seis semanas tras el inicio de las protestas”.
“No hay justificación por los asesinatos, no hay ninguna excusa que le sirva a alguien, ciertamente no ayuda a buscar la paz”, afirmó Mladenov durante su presentación ante el Consejo de Seguridad.
“Hago un llamado a todos los miembros del Consejo de Seguridad a que se unan a mí para condenar de la manera más fuerte posible, las acciones que han llevado a la pérdida de muchas vidas en Gaza”, agregó.
En una reunión con alta carga emocional, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, fue clara al distanciar la violencia en Gaza de la apertura de la embajada, afirmando que "aquellos que sugieren que la violencia en Gaza tiene algo que ver con la ubicación de la Embajada de Estados Unidos están muy equivocados. Más bien, la violencia proviene de aquellos que rechazan la existencia del estado de Israel en cualquier lugar".
"Tal motivación, la destrucción de un estado miembro de las Naciones Unidas, es tan ilegítimo que no vale la pena nuestro tiempo en el Consejo de Seguridad más que el tiempo que se tarda en denunciarlo", enfatizó.
"Es importante destacar que mudar nuestra embajada a Jerusalén también refleja la realidad de que Jerusalén es la capital de Israel, ha servido como capital de Israel desde la fundación del estado, es la antigua capital del pueblo judío, no hay un acuerdo de paz plausible bajo el cual Jerusalén ya no sería la capital de Israel, reconocer esta realidad hace que la paz sea más alcanzable, no menos", agregó Haley.
La diplomática responsabilizó a Hamas por la violencia indicando que "Hamas ha atacado el cruce de Kerem Shalom, el mayor punto de entrada en Gaza para combustible, alimentos y suministros médicos. Así de determinados están por hacer miserable la vida del pueblo palestino. Encienden cócteles molotov atados a cometas en llamas e intentan llevarlos a Israel y causar la mayor destrucción posible".
El observador permanente de Palestina ante la ONU, Riad Mansour, negó tajantemente la versión, y afirmó que “ningún país tiene el derecho de poner una embajada en su territorio, en un territorio que está bajo ocupación”.
“El estatus de Jerusalén tiene que ser determinado en negociaciones y este es un problema de ley internacional”, agregó Mansour. Así mismo manifestó que la administración Trump se ha negado a escuchar a la comunidad internacional e ignora los derechos del pueblo palestino.
Frente al Consejo, Mansour dejó claro que ésta es una provocación para su pueblo, mientras explicó que Estados Unidos debería presionar a Israel y garantizar un ambiente para la paz, mientras acusó a Israel de cometer crímenes de guerra.
Por su parte, el embajador de Israel, Danny Danon, defendió las acciones de su país como necesarias para proteger la soberanía y seguridad de su pueblo.
Esto, mientras en su mayoría los miembros del Consejo de Seguridad reconocieron la necesidad de investigar estas muertes y buscar un camino viable a la paz, algo que para países miembro como Bolivia significa acabar con la ocupación.
Al mismo tiempo, miembros permanentes como Gran Bretaña y Francia enfatizaron la importancia de una solución de dos estados y el retorno a las conversaciones.