Países centroamericanos se visten de Navidad pese a la pandemia

Siguiendo la tradición católica, en el parque de Guadalupe, en el cantón Goicoechea, en San José, Costa Rica, se observa un Belén plenamente iluminado. Foto Armando Gómez/VOA.

Así luce la fachada del Hospital de Niños en San Juan, Costa Rica con el nacimiento del Niño Jesús. Foto Armando Gómez/VOA.

En la imagen la fachada nocturna del Museo de los Niños, ubicado en el complejo Centro Costarricense de la Ciencia y la Cultura en San José, Costa Rica. Foto Armando Gómez.

La iluminación es parte importante de parques y otros edificios de la capital costarricense, San José con adornos navideños y alrededores como en el iluminado parque de Guadalupe, en el cantón Goicoechea. Foto Armando Gómez/VOA.

Edificio de la Municipalidad Goicoechea en el 218, Moreno Canas, Provincia de San José, Guadalupe, Costa Rica. Foto Armando Gómez/VOA.

El árbol de Navidad ha sido una tradición adoptada por muchos países centroamericanos y Costa Rica no es la excepción. Foto Armando Gómez/VOA.

Las decoraciones navideñas atraen a numerosas personas en Managua, Nicaragua, pese a la pandemia. Los comerciantes tratan de obtener ganancias en la temporada de fiestas decembrinas. Foto Donaldo Hernández/VOA.

Fotografía de la avenida Bolivar, centro histórico de Managua, Nicaragua. Foto Donaldo Hernández/VOA.

Los llamados árboles de la vida: estructuras metálicas inspiradas en un diseño del artista simbolista austríaco Gustav Klimt, complementan la decoración, pese a que ellos pasan iluminados todo el año. Foto Donaldo Hernández/VOA.

Ángeles adornan el centro histórico de Managua, Nicaragua. Foto Donaldo Hernández/VOA.

Los guatemaltecos marcaron el inicio de la temporada navideña al celebrar una tradición cristiana centenaria conocida como la "Quema del Diablo".

El acto, que se lleva a cabo el 7 de diciembre, marca el inicio de las fiestas navideñas en el país centroamericano y se lleva a cabo desde la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI.

Los juerguistas suelen quemar pequeños demonios hechos de estructura de alambre y decorados con tejido rojo y negro, pero en algunos vecindarios se queman demonios enormes de hasta 11 pies (3.4 metros) de altura y, a veces, vestidos con ropa vieja.