Un hombre de Georgia que fue condenado por el asesinato de su exnovia hace tres décadas fue ejecutado el miércoles, la primera vez que el estado sureño lleva a cabo la pena capital en más de cuatro años.
Willie James Pye, de 59 años, fue declarado muerto a las 11:03 de la noche del miércoles, luego de recibir una inyección del sedante pentobarbital. Pye fue declarado culpable de asesinato y otros crímenes en noviembre de 1993, por el secuestro, violación y la muerte de Alicia Lynn Yarbrough.
Los abogados de Pye habían pedido que se le otorgara clemencia, asegurando que su cliente tenía una discapacidad intelectual y estaba arrepentido. La ejecución anterior que se llevó a cabo en Georgia fue en enero de 2020.
El oficial a cargo de la ejecución preguntó a Pye si quería decir alguna última palabra, y él respondió que no. Cuando se le preguntó si quería que se dijera una oración por él, indicó que sí. Luego, un miembro del clero dijo una breve oración, pidiendo a Dios que ayudara a Pye a experimentar algo de gracia y misericordia.
Pye permaneció prácticamente inmóvil mientras las drogas empezaban a fluir. Comenzó a exhalar rápidas ráfagas de aire aproximadamente media docena de veces, haciendo que sus mejillas se expandieran y sus labios temblaran cada vez. Entonces se quedó quieto. Varios minutos más tarde, el encargado entró en la cámara de la muerte y anunció la hora de la muerte.
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Los abogados de Pye presentaron apelaciones de último momento instando a la Corte Suprema de Estados Unidos a intervenir, pero los jueces rechazaron por unanimidad detener la ejecución. El equipo de la defensa argumentó que el Estado no había cumplido las condiciones necesarias para reanudar las ejecuciones después de la pandemia de COVID-19 y reiteró los argumentos de que Pye no era elegible para la ejecución debido a una discapacidad intelectual.
Las respuestas del Estado argumentaron que los reclamos habían sido resueltos previamente por los tribunales y carecían de fundamento. La anterior ejecución en Georgia se llevó a cabo en enero de 2020, antes de que la pandemia de COVID-19 cobrara fuerza.
Pye había tenido una relación romántica intermitente con Yarbrough, pero en el momento en que fue asesinada, vivía con otro hombre. Pye, Chester Adams y un joven de 15 años habían planeado robarle a ese hombre y compraron una pistola antes de dirigirse a una fiesta en un pueblo cercano, dijeron los fiscales.
El trío abandonó la fiesta alrededor de la medianoche y se dirigió a la casa donde vivía Yarbrough, encontrándola sola con su bebé. Entraron a la fuerza en la casa, le robaron un anillo y un collar a Yarbrough y la obligaron a ir con ellos, dejando al bebé solo, dijeron los fiscales.
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El grupo condujo hasta un motel, donde violaron a Yarbrough y luego abandonaron el motel con ella en el auto, dijeron los fiscales. Giraron por un camino de tierra y Pye ordenó a Yarbrough que saliera del auto, la hizo acostarse boca abajo y le disparó tres veces, según documentos judiciales.
El cuerpo de Yarbrough fue encontrado el 17 de noviembre de 1993, pocas horas después de su asesinato. Pye, Adams y el adolescente fueron arrestados rápidamente. Pye y Adams negaron saber algo sobre la muerte de Yarbrough, pero el adolescente confesó e implicó a los otros dos.
El adolescente llegó a un acuerdo de culpabilidad con los fiscales y fue el testigo principal en el juicio de Pye. En junio de 1996, un jurado declaró a Pye culpable de asesinato, secuestro, robo a mano armada, violación y robo, y lo condenó a muerte.
Los abogados de Pye habían argumentado en documentos judiciales que los fiscales se basaron en gran medida en el testimonio del adolescente, pero que luego dio declaraciones inconsistentes. Tales declaraciones, así como el testimonio de Pye durante el juicio, indican que Yarbrough abandonó la casa voluntariamente y fue al motel para intercambiar sexo por drogas, dijeron los abogados en documentos judiciales.
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Los abogados que representaban a Pye también escribieron en presentaciones judiciales anteriores que su cliente se crió en la pobreza extrema en una casa sin plomería interior ni suficiente comida o ropa. Su infancia se caracterizó por el abandono y el abuso por parte de miembros de la familia que a menudo estaban borrachos, escribieron sus abogados.
También argumentaron que Pye sufría daño cerebral en el lóbulo frontal, potencialmente causado por el síndrome de alcoholismo fetal, que perjudicaba su capacidad de planificación y control de sus impulsos.
Un juez federal rechazó esas afirmaciones, pero un panel de tres jueces del Tribunal de Apelaciones del 11.º Circuito de EEUU estuvo de acuerdo con los abogados de Pye en abril de 2021. Luego, el tribunal federal de apelaciones en pleno volvió a escuchar el caso, que anuló el fallo del panel en octubre de 2022.
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