Texas revisará su definición de material explícito sexual o posiblemente dañino para los niños para prohibir libros de bibliotecas escolares y concertadas, dentro de una propuesta de ley aprobada en el Senado estatal el martes por la noche y enviada al gobernador, el republicano Greg Abbott.
La iniciativa en Texas se suma a otros esfuerzos por prohibir el material de lectura en estados conservadores de Estados Unidos.
Los críticos denuncian que las normas en la propuesta texana son demasiado vagas, afectarán a libros que no son inapropiados y los materiales que abordan cuestiones LGTBQ+ tendrán más posibilidades de ser vetados.
La ley aprobada por la Legislatura de mayoría republicana define “contenido sexualmente explícito” como cualquier cosa que incluya descripciones, ilustraciones o sonidos que muestren conducta sexual que no sea relevante para el currículo escolar, y lo prohíbe de las bibliotecas escolares.
La norma requiere que la Comisión estatal de Archivos y Bibliotecas establezca normas que deben seguir las escuelas cuando compran libros y un sistema de calificación para restringir o prohibir algunos materiales.
También lea Florida prohíbe espectáculos de transformismo, uso de pronombres, del baño y niños transgénero“Estamos hablando de material sexualmente explícito (...) que no debe estar ante los ojos de los niños”, explicó la impulsora de la ley, la senadora republicana Angela Paxto. “No deben encontrarlo en su biblioteca escolar”.
Abbott, que es republicano, se ha sumado a una campaña de legisladores republicanos para investigar el empleo de libros en las escuelas que cubren temas como raza, identidad de género y orientación sexual. Esa investigación incluía una lista de más de 800 libros.
En abril, líderes de un condado rural en el centro de Texas barajaron cerrar su sistema de bibliotecas públicas en lugar de cumplir la orden de un juez federal de que devolvieran a las estanterías libros sobre temas como sexualidad adolescente y género, discriminación y raza.
Según la norma aprobada el martes por la noche, los vendedores de libros tendrían que clasificar los libros en función de sus referencias al sexto. El material “sexualmente relevante” que describa o muestre sexo pero forme parte del currículo escolar obligatorio podría ser retirado de las bibliotecas con autorización familiar.
Un libro recibiría la calificación de “sexualmente explícito” si el material se considera ofensivo y no forma parte del currículo obligatorio. Esos libros se sacarían de las estanterías escolares.
Las autoridades estatales revisarán las calificaciones otorgadas por los vendedores y pueden solicitar un cambio si consideran que es incorrecta. Los distritos escolares y escuelas concertadas tendrían prohibido contratar a vendedores de libros que se nieguen a cumplir la norma.
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