El Papa celebra el Jueves Santo antes de su visita a prisión

El papa Francisco muestra el Evangelio durante una misa en la basílica de San Pedro, en el Vaticano, el 14 de abril de 2022. (AP Foto/Gregorio Borgia)

Este año, el Via Crucis de Viernes Santo, una procesión que se celebra a la luz de las antorchas, regresa a su emplazamiento original, el Coliseo de Roma, tras dos años de ausencia por la pandemia del coronavirus.

El papa Francisco ofició una misa en la basílica de San Pedro del Vaticano con motivo del Jueves Santo antes de su esperada visita a un penal italiano para un ritual de lavado de pies a una docena de reos en un gesto de humildad.

A la misa asistieron unos 1.800 sacerdotes. En su homilía, el pontífice aconsejó a los curas que no se centren en preocupaciones mundanas como el poder, la planificación o la burocracia y los animó a “servir, con la conciencia tranquila, al pueblo santo y fiel de Dios”.

Francisco no hizo referencia a las décadas de escándalos de sacerdotes que abusaron sexualmente de menores y que a menudo fueron trasladados de parroquia en parroquia por los obispos que intentaron evitar la vergüenza en lugar de proteger a las víctimas.

Por la tarde está previsto que el pontífice visite una prisión en Civitavecchia, una ciudad portuaria a unos 80 kilómetros (50 millas) al noroeste de Roma, para la ceremonia de lavado de pies que recuerda el gesto de humildad que, según la biblia, tuvo Jesús con sus apóstoles.

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Francisco ha hecho de la atención a quienes están en los márgenes de la sociedad, incluyendo refugiados, migrantes y reos, un sello distintivo de su papado. En años anteriores también visitó cárceles de la capital italiana o próximas, en este día.

La Semana Santa, que atrae a cientos de miles de fieles al Vaticano, comenzó el 10 de abril con la misa de Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro.

Este año, el Via Crucis de Viernes Santo, una procesión que se celebra a la luz de las antorchas, regresa a su emplazamiento original, el Coliseo de Roma, tras dos años de ausencia por la pandemia del coronavirus.

El Vaticano ha invitado a una mujer rusa y a una ucraniana, que trabajaban juntas en un hospital en Roma, a portar juntas la cruz durante un tramo del recorrido. Esto ha enojado a algunos ucranianos, incluyendo al embajador del país ante la Santa Sede y al arzobispo de Kiev. Sus objeciones se centran en la conveniencia de ese gesto, que implica reconciliación, dado que Rusia invadió a su vecino y a la guerra en el país.

El Vaticano mantiene la lista de participantes, que se turnarán para cargar con una cruz ligera durante la procesión, que está presidida por el papa y recuerda la crucifixión y muerte de Jesús.

La Semana Santa termina con el Domingo de Pascua dos días más tarde.

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