Un total de 439 personas de El Salvador fueron deportadas en cinco vuelos federales, desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos hace una semana.
Muchas de estas personas aterrizaron en EE.UU. decididas a volver a intentarlo, pero también temerosas de un endurecimiento de las medidas contra los inmigrantes.
La cifra es similar al promedio semanal de 2016, cuando fueron deportadas un total de 21,340 personas vía aérea, casi un 10 por ciento más que el año previo, según cifras oficiales de migración del país centroamericano.
El ex presidente Barack Obama marcó un récord de deportaciones en sus dos mandatos consecutivos -de 2009 a 2016-, al expulsar a casi tres millones de indocumentados del país, lo que le valió el apodo de "el Deportador en Jefe".
Pero ahora muchos temen que la nueva administración de Trump endurezca aún más las condiciones para los irregulares, tras firmar esta semana decretos para ampliar el muro de la frontera y presionar a las llamadas "ciudades santuario" que no permiten redadas contra los inmigrantes.
El pasado viernes llegó a El Salvador, un vuelo con 110 deportados de Estados Unidos, muchos de ellos piensan volver de inmediato para reunirse con su familia, sin que les importen el muro fronterizo o la mano dura contra la inmigración que promete Trump.