El gobierno Venezuela se valió de la mejora económica que vivió el país en 2021 luego de años de recesión para aumentar considerablemente el salario mínimo, tras casi nueve meses sin cambios. Economistas señalan que el ingreso mínimo en el país dejó de ser referencia, mientras que ciudadanos consultados que el aumento podría traer consigo otras consecuencias.
En medio de aplausos, el presidente Nicolás Maduro dio la semana pasada la voz de “aprobado” a lo que aseguró fue la propuesta de los trabajadores de llevar el salario mínimo a medio petro, la criptomoneda creada por el gobierno, o el equivalente a unos 28,9 dólares.
Con el bono alimentación, que también fue aumentado, el ingreso mínimo mensual del venezolano pasa de poco más de dos dólares a 39,3 dólares. Hasta el momento, no se sabe cuándo entrará en vigencia.
Ángel Alvarado, economista miembro del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), sostiene que este aumento “luce más sostenible” que los de años anteriores y estima que tenga “un impacto expansivo en la economía”.
Sin embargo, explica que el salario mínimo “no es ninguna referencia”. “El salario mínimo solo está aplicando para las tablas salariales de la administración pública”, afirmó Alvarado en un video publicado por este centro de análisis.
El salario del sector público es “muy inferior” al salario que se ve en el sector privado, agrega el especialista. “El sector privado está pagando tres veces más de lo que paga el sector público, y esto lo que va a reflejar es ese cambio que hay la economía venezolana, en la cual el sector privado se ha hecho mucho más fuerte”.
Este incremento del salario mínimo, además, llega cuando el país sale de un periodo de más de cuatro años de hiperinflación, no solo según datos oficiales, sino también de registros independientes como el del observatorio.
Según el Observatorio, Venezuela tuvo una inflación mensual este febrero de apenas 1,7%, convirtiéndose así en el doceavo mes con una inflación menor a 50%, por lo que cierra su ciclo hiperinflacionario, según dicta la teoría económica. Algunos rubros, como el de alimentos y bebidas no alcohólicas, incluso disminuyeron.
“Suben los precios”
A pesar de los datos de los primeros meses del año, la percepción es que en el país no solo aumentará el salario de los trabajadores.
“Las veces que aumentan el salario, suben los precios. Eso afecta, porque bajan las ventas, no todos van a tener para adquirir los productos”, afirma a Voz de América Roxana Díaz, encargada de una pequeña bodega en el oeste de Caracas.
En este establecimiento, por el nuevo salario mínimo, el cliente se puede llevar 4 kilos de distintos tipos de carne de res y un kilo de “picadillo (de) pollo”, según se ve en carteles colocados en la puerta.
Díaz afirma que no ve la mejora económica que reportó el país. “Aquí las ventas han bajado. Diciembre no fue como la gente esperaba (…) enero, fatal (…) marzo ha comenzado igualito”, comenta.
Otros, como Mauro Zambrano, dirigente sindical del sector sanitario, insisten en su exigencia que, tal y como dice la Constitución, los trabajadores venezolanos tengan un salario “suficiente que les permita vivir con dignidad” y cubrir sus necesidades básicas.
“Mientras no lo tengamos de esa manera, nuestras familias venezolanas siempre van a pasar trabajo, porque va a ser insuficiente. Pero además, es urgente que vaya acompañado estos incrementos con medidas económicas”, indicó el dirigente.
Aquí la economía no se mueve con petro, aquí la economía se mueve con dólar"Mauro Zambrano, dirigente sindical venezolano.
De acuerdo al OVF, la canasta básica -para una familia de cinco miembros- se ubicó el mes pasado en 365 dólares. “Con este resultado el nuevo salario mínimo decretado apenas cubre el 8% del costo de la canasta alimentaria”, afirma el observatorio.
A juicio de Zambrano, el salario debe estar anclado al dólar y no al petro. “Aquí la economía no se mueve con petro, aquí la economía se mueve con dólar paralelo y el ciudadano de a pie lo sabe, ya lo conoce y creo que es importante que se tome en cuenta está situación”, apuntó a VOA.
“El problema radica es en lo siguiente: que cuando hacen esos aumentos, todo el mundo tiene que aumentar, porque la persona que medio tiene trabajadores, tiene que aumentarle, entonces ya lo derivado de lo que él fabrique, de lo que él haga, tiene que aumentar”, expone, entre tanto, Álvaro Pino, un pensionado que durante 30 años se ha dedicado a comprar y revender tortas.
Este vendedor relata a Voz de América que vive con su esposa, una enfermera que también recibe la pensión y algún que otro bono que da el gobierno. “Cada día es más difícil”, comenta.
Pino afirma que con 30 dólares puede comprar “verdura, la frutica y eso, y por ejemplo, comprar un pedacito de queso”. Las proteínas, sin embargo, son “todo de a poquito” y lo rinden con otros ingredientes.
“Menos mal que nosotros percibimos la bolsa” de comida del Comités Locales de Abastecimiento y Producción, conocidos como CLAP, sentencia. “Allí nos ayudamos bastante”, ratifica Pino.
Y no se trata solo de comida. Luego de que este fin de semana se supiera de manera extraoficial que decenas de estaciones de servicio en el país dejaron de ser subsidiadas, es decir, que pasan a cobrar a 0,50 $ por litro de gasolina, cuestionamientos en redes sociales estuvieron dirigidos al ingreso del venezolano.
“La crítica es si van a quitar el subsidio entonces eleven los salarios mínimos a un promedio de Sudamérica (entre 200$ a 500$)”, afirmó un usuario de Twitter identificado como Kerry Rojas.
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