Los opositores nicaragüenses liberados y expulsados de su país la semana pasada enfrentan una carga mayor de expectativa al iniciar una nueva vida cuando no cuentan con parientes en EEUU. José Pernalete nos cuenta el desafío de quienes fueron presos políticos y de quienes los asisten.
La semana pasada, el gobierno de Daniel Ortega puso en libertad a 222 opositores detenidos, a los que expulsó de inmediato a Estados Unidos. Atras quedó otra treintena de presos políticos cuyo futuro se antoja incierto.
El gobierno de España ofreció la nacionalidad a los más de 200 ex presos políticos que liberó Nicaragua, tras despojarlos de su condición de nicaragüenses. Los opositores ven ventajas en la oferta, como el idioma.
La reacción del lado de la oposición no se hizo esperar tras la marcha. Varios excarcelados nicaragüenses dijeron que Ortega no tiene la potestad de quitarles la nacionalidad.
“Las noticias que llegan de Nicaragua me han entristecido y no puedo dejar de recordar con preocupación al obispo Rolando Álvarez, condenado a 26 años de cárcel", dijo el papa Francisco este domingo. El lunes, EEUU expresó su aprecio por las palabras del pontífice.
Algunos excarcelados plantean continuar sus estudios universitarios, mientras que otros activistas dicen que continuarán ejerciendo presión internacional en contra de Daniel Ortega.
Varios analistas consultados se muestran escépticos con el presidente Daniel Ortega al considerar que su gobierno no estaría dispuesto a cambiar sus políticas en pro de la democracia en el país.
Las relaciones entre Nicaragua y EEUU se mantienen frías tras las sanciones impuestas contra funcionarios de la Administración Ortega, sin embargo tras la liberación de más de 200 presos políticos, el secretario Antony Blinken aseguró que se abrió una puerta para un diálogo.
A un día de su llegada a Estados Unidos, 222 opositores nicaragüenses inician un proceso de adaptación a su nueva vida. Divalizeth Cash, de la Voz de América, conversó con varios de ellos, mostrándo que para algunos es mas fácil readaptarse, mientras que otros no logran asimilar su nueva realidad.
El magistrado Octavio Rothschuh, presidente de la Sala Uno del Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM), fue el encargado de leer la condena impuesta al obispo Rolando Álvarez: 26 años y 4 meses de cárcel.
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