Más de 45.000 migrantes han llegado a la ciudad de Nueva York en los últimos meses y han sido ubicados en albergues, a veces en hoteles que antes servían al turismo, como el caso del hotel Row en Times Square. Pero un trabajador citado por varios medios denunció que en algunas de las habitaciones que él limpia, el desorden es monumental, tal como publicó en fotos el tabloide New York Post. Además, se reportan disputas domésticas.
“Tuve una discusión con mi esposo, a él le llamaron la policía y entonces a él no lo quieren dejar entrar y yo ahorita me voy a salir para la calle con mis dos hijos, yo tengo un bebé de dos años y una bebé de 4 años. Ellos pusieron a mi marido como si fuera pegado y él nunca me tocó nunca me pegó. Ellos me dicen que me dan hospedaje a mí y a mis hijos pero mi marido se asoma por acá y no lo quieren dejar entrar entonces no es justo porque él no me pegó, los del Shelter le llamaron la policía”, dice Odalys, migrante venezolana.
Para muchos que llegan en busca del sueño americano, este tipo de comportamiento es deplorable.
El costo de contratar hoteles para convertirlos en albergues se ha incrementado y según la alcaldía el gasto ya supera los 500 millones de dólares y podría alcanzar los 4.000 millones de dólares en el próximo año fiscal.