Las autoridades peruanas calificaron como un fracaso, las protestas antigubernamentales del martes.
Los trabajadores habían planificado un día de protestas contra el presidente Alejandro Toledo, cuya popularidad ha caído a los niveles más bajos. La población está frustrada con la caída de la economía del país en años recientes, problema que el mandatario prometió repetidamente que iba a solucionar.
La suspensión de actividades de los trabajadores se concentró en el sur del Perú, especialmente en la ciudad de Arequipa, donde los habitantes están furiosos por los planes de privatización de dos compañías eléctricas, y temen que hayan despidos y aumento de precios en la energía eléctrica.
El presidente Toledo dijo que necesita más tiempo para tratar de reparar la economía.