Rusia conmemora el segundo aniversario de la explosión del submarino nuclear Kursk, que se hundió en las profundidades del Mar de Barents. Autoridades civiles y militares develaron un monumento en tributo a las víctimas que perecieron el 12 de agosto del 2000.
Familiares y amigos de los desaparecidos se reunieron en iglesias, sinagogas y cementerios, mientras las banderas de la Flota Norte rusa, se elevaban a media asta.
Un informe dado a conocer el mes pasado indica que el Kursk fue destruido por la explosión de combustible en la sala de torpedos.