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Discurso del Presidente George W. Bush - 2003-09-08


Buenas noches. He pedido este tiempo para mantenerlos informados sobre las acciones de Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo.

Hace casi dos años, tras mortales ataques contra nuestro país, comenzamos una sistemática campaña contra el terrorismo. Estos meses han sido un tiempo de nuevas responsabilidades y sacrificio, y de resolución nacional, y gran progreso.

Estados Unidos y una amplia coalición actuaron primero en Afganistán, destruyendo los campamentos para entrenamiento de terroristas y removiendo al régimen que amparaba a al Qaeda. En una serie de incursiones y acciones en todo el mundo, casi dos tercios de los dirigentes conocidos de al Qaeda han sido capturados o ultimados, y continuamos en la pista de al Qaeda. Hemos expuesto a los grupos que servían de fachada a los terroristas, embargamos cuentas terroristas, tomamos nuevas medidas para proteger nuestra patria, y descubrimos células durmientes dentro de Estados Unidos. Y actuamos en Iraq, donde el antiguo régimen auspiciaba el terrorismo, poseía y usaba armas de destrucción masiva, y por 12 años desafió las claras demandas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Nuestra coalición impuso el cumplimiento de estas demandas internacionales en una de las campañas militares más rápidas y humanas en la historia.

Durante una generación hasta el 11 de setiembre del 2001, los terroristas y sus aliados radicales atacaron a gente inocente en el Medio Oriente y más allá, sin enfrentar una respuesta seria y sostenida. Los terroristas se convencieron de que las naciones libres eran decadentes y débiles. Y se envalentonaron, creyendo que la historia estaba de su lado. Desde que Estados Unidos apagó los incendios del 11 de setiembre y lloró a sus muertos, y fue a la guerra, la historia ha tomado un giro diferente. Hemos llevado la lucha al enemigo. Estamos empujando la amenaza terrorista contra la civilización, no en la periferia de su influencia, sino en el centro de su poder.

Este trabajo continua. En Iraq, estamos ayudando a un pueblo que ha sufrido desde hace mucho a construir una sociedad decente y democrática, en el centro del Medio Oriente. Juntos estamos transformando un lugar de cámaras de tortura y fosas comunes, en una nación de leyes e instituciones libres. Esta empresa es difícil y costosa, no obstante, digna de nuestro país y crítica para nuestra seguridad.

El Oriente Medio se transformará en un lugar de progreso y paz o será un exportador de violencia y terrorismo que termina con más vidas en Estados Unidos y en otras naciones libres. El triunfo de la democracia y la tolerancia en Iraq, en Afganistan y en otros lugares será una severa derrota para el terrorismo internacional. Los terroristas prosperan con el apoyo de tiranos y con el resentimiento de pueblos oprimidos. Cuando los tiranos caen, y el resentimiento da lugar a la esperanza, hombres y mujeres de todas las culturas rechazan las ideologías del terrorismo, y se vuelcan a la búsqueda de la paz. Doquiera que la libertad se instala, el terrorismo se retirará.

Nuestros enemigos entienden ésto. Ellos saben que un Iraq libre estará libre de ellos, libre de asesinos, y torturas, y policía secreta. Ellos saben que si la democracia se erige en Iraq, todas sus odiosas ambiciones caerán como estatuas de un ex-dictador. Y es por eso que, cinco meses después de que liberamos a Iraq, un grupo de asesinos está tratando desesperadamente de socavar el progreso de Iraq, y empujar al país al caos.

Algunos de los atacantes son antiguos miembros del viejo régimen de Saddam, quienes rehuyeron el campo de batalla y ahora luchan en las sombras. Algunos de los atacantes son terroristas extranjeros, que han ido a Iraq a continuar con su guerra contra Estados Unidos y otras naciones libres. No podemos estar seguros de hasta qué punto estos grupos trabajan juntos. Sí sabemos que tienen un objetivo común, recuperar a Iraq para la tiranía.

La mayoría, si bien no todos, estos asesinos operan en un área del país. Los ataques de los que han oído y leído en las últimas semanas han ocurrido predominantemente en la región central de Iraq, entre Bagdad y Tikrit, el antiguo baluarte de Saddam Hussein. El norte de Iraq generalmente se encuentra estable y sigue adelante con la reconstrucción y la autonomía. Las mismas tendencias son evidentes en el sur, a pesar de recientes ataques de grupos terroristas.

Si bien sus ataques son localizados, los terroristas y leales a Saddam han causado gran perjuicio. Han emboscado a militares estadounidenses y británicos que defienden la libertad y el orden. Han asesinado a trabajadores civiles de asistencia de las Naciones Unidas, quienes representan la compasión y la generosidad del mundo. Han bombardeado la embajada jordana, el símbolo de un país árabe pacífico. Y la semana pasada, asesinaron a un respetado clérigo y a más de cien musulmanes en oración, dinamitando un templo sagrado y un símbolo de las pacíficas enseñanzas del Islam.

Esta violencia está dirigida no sólo a nuestra coalición, sino también contra cualquiera en Iraq que defienda la decencia, la libertad y el progreso.

Existe más que odio ciego en estos ataques. Los terroristan tienen un objetivo estratégico. Ellos quieren que salgamos de Iraq antes de finalizar nuetra tarea. Ellos quieren debilitar la voluntad del mundo civililzado. En el pasado, los terroristas han citado a Beirut y Somalia, diciendo que si se hiere a los estadounidenses, rehuiremos el desafío. En eso, están equivocados.

Hace dos años, le informé al Congreso y a la nación que la guerra contra el terrorismo sería una guerra prolongada, otro tipo de guerra, combatida en muchos frentes, en muchos lugares. Iraq es ahora el frente central. Los enemigos de la libertad están tomando una posición desesperada allí y allí deben ser derrotados. Esto llevará tiempo y exigirá sacrificio. Pero haremos todo lo que sea necesario, gastaremos lo que se requiera, para lograr esta esencial victoria en la guerra contra el terrorismo, para promover la libertad y para lograr una nación más segura.

Estados Unidos ha hecho esta clase de tarea, antes. Después de la Segunda Guerra Mundial, levantamos a las naciones derrotadas, Japón y Alemania, y estuvimos con ellos mientras construían gobiernos representativos. Comprometimos años y recursos a esa causa. Y ese esfuerzo ha sido devuelto muchas veces en tres generaciones de amistad y paz. Estados Unidos hoy acepta el desafío de ayudar a Iraq en el mismo espíritu, por su bien y por el nuestro.

Nuestra estrategia en Iraq tiene tres objetivos, destruir a los terroristas, reclutar el apoyo de otras naciones para un Iraq libre, y ayudar a los iraquíes a asumir responsabilidad por su propia defensa y su propio futuro.

Primero, estamos tomando acción directa contra los terroristas en el teatro iraquí, lo cual es la manera más segura de evitar futuros ataques contra fuerzas de la coalición y el pueblo iraquí. Permanecemos en la ofensiva, con una serie de ataques precisos contra blancos enemigos crecientemente guiados por información de inteligencia brindada por ciudadanos iraquíes. Desde el final de las operaciones mayores de combate, hemos realizado incursiones en las que tomamos muchos depósitos de armas enemigas y masivas cantidades de municiones, y hemos capturado y matado a cientos de leales a Saddam y a terroristas. Hasta ahora, de los 55 más buscados antiguos líderes iraquíes, 42 están muertos o detenidos. Estamos enviando un claro mensaje: Cualquiera que trate de dañar a nuestros soldados puede saber que nuestros soldados lo están persiguiendo.

Segundo, estamos comprometidos a expandir la cooperación internacional en la reconstrucción y seguridad de Iraq, así como lo estamos en Afganistán. Nuestros comandantes militares en Iraq me dicen que el actual número de tropas estadounidenses, casi 130 mil, es apropiado para su misión. A ellos se han unido más de 20 mil efectivos de otros 29 países. Dos divisiones multinacionales, lideradas por los británicos y los polacos, sirven junto a nuestras fuerzas y para compartir el peso más ampliamente, nuestros comandantes han pedido que una tercera división multinacional sirva en Iraq.

Algunos países han pedido autorización explícita del Consejo de Seguridad de las naciones Unidas, antes de comprometer tropas en Iraq. He instruído al Secretario de Estado Colin Powell que presente una nueva resolución del Consejo de Seguridad, que autorizaría la creación de una fuerza multinacional en Iraq, liderada por Estados Unidos.

Reconozco que no todos nuestros amigos estuvieron de acuerdo con nuestra decisión de hacer que se cumplieran las resoluciones del Consejo de Seguridad y remover a Saddam Hussein del poder. Pero no podemos dejar que pasadas diferencias interfieran con los presentes deberes. Los terroristas en Iraq han atacado a representantes del mundo civilizado, y oponérseles debe ser la causa del mundo civilizado. Los miembros de las Naciones Unidas tiene ahora la oportunidad, y la responsabilidad, de asumir un papel más amplio en asegurar que Iraq se convierta en una nación libre y democrática.

Tercero, estamos alentando la ordenada transferencia de soberanía y autoridad al pueblo iraquí. Nuestra coalición fue a Iraq como libertadora y partiremos como libertadores. Ahora mismo Iraq tiene su propio Consejo Gobernante, compuesto de 25 dirigentes que representan a diversos pueblos en Iraq. El Consejo gobernante recientemente nombró un gabinete de ministros para administrar los departamentos del gobierno. Ya más del 90 por ciento de los pueblos y ciudades tienen gobiernos locales funcionando, los cuales están restableciendo los servicios básicos. Estamos ayudando a entrenar a fuerzas de la defensa civil para mantener el ordem y un servicio de policía iraquí para hacer cumplir la ley, un servicio de protección de instalaciones, y guardias de frontera iraquíes, para ayudar a asegurar las fronteras, y un nuevo ejército iraquí. En todos estos roles, hay ahora unos 60 mil ciudadanos iraquíes en armas, defendiendo la seguridad de su propio país, y nosotros estamos acelerando el entrenamiento de más.

Iraq está ahora listo para dar los próximos pasos hacia un gobierno autónomo. La resolución del Consejo de Seguridad que presentaremos alentará al Consejo gobernante de Iraq a que presente un plan y cronograma para redactar una constitución y para lecciones libres. Desde el comienzo, yo he expresado confianza en la habilidad del pueblo iraquí para gobernarse a sí mismo. Ahora ellos deben asumir las responsabilidades de un pueblo libre, y afianzar las bendiciones de su propia libertad.

Nuestra estrategia en Iraq exigirá nuevos recursos. Hemos realizado una amplia evaluación de nuestras necesidades militares y de reconstrucción en Iraq, y también en Afganistán. Pronto presentaré al Congreso una solicitud de 87 mil millones de dólares. El pedido cubrirá las actuales operaciones militares y de inteligencia en Iraq, Afganistán y otras partes, que creemos costarán 66 mil millones de dólares en el año próximo. Este pedido presupuestario apoyará nuestro compromiso de ayudar a los pueblos iraquí y afgano a reconstruir sus propias naciones, después de décadas de opresión y desgobierno. Proporcionaremos fondos para ayudarles a mejorar la seguridad. Y les ayudaremos a restablecer los servicios básicos, tal como electricidad y agua, a construir nuevas escuelas, caminos, y clínicas médicas. Este esfuerzo es esencial para la estabilidad de esas naciones, y por tanto nuestra propia seguridad. Ahora y en el futuro, apoyaremos a nuestras tropas y cumpliremos nuestra palabra a más de 50 millones de personas en Afganistán e Iraq.

Este mes, el Secretario Powell se reunirá con representantes de muchas naciones para discutir sus contribuciones financieras a la reconstrucción de Afganistán. El mes próximo, realizaremos una similar conferencia de donantes para la reconstrucción de Iraq. Europa, Japón y estados del Medio Oriente, todos se beneficiarán del éxito de la libertad en estos dos países, y deberían contribuir a ese éxito.

El pueblo de Iraq está saliendo de una larga prueba. Para ellos, no habrá regreso a los días del dictador, a las miserias y la humillación que él infligió a ese buen país. Para el Medio Oriente y el mundo, no habrá regreso a los días del temor, cuando un brutal y agresivo tirano poseía armas terribles. Y para Estados Unidos, no habrá regreso a la era previa al 11 de setiembre del 2001, a la falsa comodidad de un mundo peligroso. Hemos aprendido que los ataques terroristas no son causados por el uso de la fuerza, son invitados por la percepción de debilidad. Y la manera más segura de evitar ataques contra nuestro propio pueblo es enfrentar al enemigo donde vive y planea. Estamos luchando contra ese enemigo hoy en Iraq y Afganistán, para que no lo encontremos de nuevo en nuestras propias calles, en nuestras propias ciudades.

Las cargas más pesadas en nuestra guerra contra el terrorismo recaen, como siempre, sobre los hombres y mujeres de nuestras fuerzas armadas y nuestros servicios de inteligencia. Han eliminado las amenazas a Estados Unidos y nuestros amigos, y esta nación está muy orgullosa de sus increíbles logros. Estamos agradecidos por su aptitud y valor, por sus actos de decencia, los cuales han mostrado el caracter de Estados Unidos, al mundo. Honramos el sacrificio de sus familias. Y lloramos a cada estadounidense que ha muerto tan valientemente y tan lejos de la patria.

Los estadounidenses que asumen grandes riesgos en ultramar entienden la gran causa en la que participan. No hace mucho recibí una carta de un capitán de la tercera división de infantería en Bagdad. Él escribió sobre su orgullo de servir a una causa justa, y sobre el deseo profundo de libertad de los iraquíes. "Lo veo", dijo, "en los ojos de una gente hambrienta cada día aquí. Están hambrientos de libertad y oportunidad." Y concluyó, "Pensé que a usted le gustaría recibir una nota desde las 'líneas del frente de la libertad.'" Ese capitán del ejército, y todos nuestros hombres y mujeres que prestan servicio en la guerra contra el terrorismo, están en la línea del frente de la libertad. Y quiero que cada uno de ellos sepa: Su país les agradece, y su país les apoya.

Conciudadanos: Hemos sido probados estos pasados 24 meses, y los peligros no han pasado. Con todo, los estadounidenses están respondiendo con valor y confianza. Aceptamos los deberes de nuestra generación. Somos activos y resueltos en nuestra propia defensa. Estamos serviendo a la causa de la libertad y ésa es la causa de toda la humanidad.

Gracias, y que Dios bendiga a los Estados Unidos.

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