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Ahmadinejad, el más famoso de Nueva York


Algunos manifestantes protestaron en silencio frente al edificio de las Naciones Unidas.
Algunos manifestantes protestaron en silencio frente al edificio de las Naciones Unidas.

El mandatario iraní es uno de los personajes que más popularidad tiene en las calles de Manhattan, aunque no necesariamente lo quieren para pedirle un autógrafo.

El ingrediente que faltaba en la Asamblea General de las Naciones Unidas, por fin llegó. Miles de manifestantes se levantaron desde muy temprano para alzar sus voces en contra o a favor de algo o alguien.

El objeto de manifestaciones más popular de todos fue el mandatario Iraní, Mahmud Ahmadinejad, quien logró que miles de personas abarrotaron la esquina entre la tercera avenida y la calle 40. Mientras que otro grupo aun mayor se ubicó justo frente al edificio de la ONU en la esquina de la primera avenida y la calle 40.

“Irán tiene que ser libre”, “Fuera Ahmadinejad”, eran algunas de las consignas que se escuchaban al unísono entre los manifestantes.

“Estamos aquí para que nuestras voces sean escuchadas. Queremos derechos humanos en Irán, queremos libertad de expresión, queremos ser escuchados”, dijo Sani, uno de los organizadores de una de las marchas contra Ahmadinejad.

Otra mujer quien llegó con sus dos hijos pequeños dijo que está apoyando la marcha porque desea que cuando sus hijos “estén grandes puedan vivir en un país de libertades, puedan estar orgullosos de su nación”.

El verde era el color que reinaba entre los participantes de las protestas. Cánticos e incluso pancartas instando a una revolución animaban los ánimos de los presentes.

Una canción en Farsi parecía ser el grito de batalla. Todos la cantaban, a todos los motivaba. ¿De qué habla la letra?, le pregunté a una de las asistentes.

“Es sobre la niñez en nuestro país, y de cómo cuando eres grande tienes que regresarle a la nación lo que ha hecho por ti”, explicó la mujer.

“Naciones Unidas, pongan más atención”, gritaban en otra esquina otro grupo de protestantes.

Aunque el número de iraníes presentes era mayor que el de ninguna otra manifestación, en las calles de Manhattan también nos encontramos con pequeños grupos de otros países, cada quien con una razón específica.

Por ejemplo, un grupo de africanos que caminaban de una esquina a otra diciendo “díganle al mundo que en Uganda no tenemos derechos humanos, que estamos siendo abusados por los gobiernos”.

O el grupo de chinos que prefirieron hacer las cosas de una manera más silenciosa y sentarse a hacer ejercicios de Yoga, frente al edificio de la ONU, con grandes pancartas a sus espaldas condenando la labor de su presidente Hu Jintao.

Mañana se espera que cientos de personas se agrupen para darle una bienvenida similar a la de Ahmadinejad al presidente de Venezuela Hugo Chávez, quien ya se encuentra en Nueva York.

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