La policía alemana no ha encontrado ninguna conexión entre el hombre que acuchilló a cuatro personas en una estación de tren de Bavaria y extremistas árabes, a pesar de que gritó “infieles, deben morir” y “Allahu akbar” al momento del ataque.
En el acuchillamiento una persona murió en un hospital luego de ser aparentemente atacada al azar mientras otros tres hombres resultaron heridos.
El sospechoso —un ciudadano alemán, de apellido alemán y 27 años— causó una “impresión más bien confusa” en los investigadores que lo interrogaron.
La policía dijo que el sospechoso había sido sometido a tratamiento psiquiátrico con anterioridad.
Su nombre no ha sido revelado siguiendo las leyes de privacidad alemanas que lo prohíben. El portavoz de la fiscalía, Ken Heidereich, dijo solamente que se trata de un carpintero, que ha estado desempleado por dos años.
El oficial de policía Lothar Koehler agregó que el sospechoso dijo que había estado tomando drogas, pero no fue evidente que haya sido cierto. Koehler sí dijo que fue difícil sacarle alguna información “coherente, plausible y comprensible”.
No hay indicaciones de que haya tenido un pasado extremista o que haya tenido cómplices.
El hecho tuvo lugar poco antes de las 5:00 de la mañana del martes, hora local, en la estación Grafin situada a 30 kilómetros al este de Munich y cerca del final de una de las líneas de trenes de cercanías de la ciudad.
El sospechoso iba armado con un cuchillo de 10 centímetros.
En el lugar de los hechos, expertos de la policía forense ataviados con overoles blancos señalizaron con tiza blanca más de 40 huellas con sangre - algunas de ellas de pies descalzos - en uno de los andenes, y recogieron pruebas, entre ellas un celular que fue rescatado del hueco entre el tren y la plataforma.
