Cerca de dos mil brasileños se reunieron en Cabrobo, en el noreste del país para apoyar a un obispo que se declaró en huelga de hambre para protestar contra los planes del gobierno de cambiar el curso de un río local.
Los habitantes de Cabrobo se concentraron el martes en apoyo al obispo Luiz Flavio Cappio, quien hoy entró al décimo día de su huelga de hambre.
El prelado católico de 59 años de edad ha prometido no comer hasta morir a menos que el presidente Luiz Inacio Lula da Silva cancele el plan de dos mil millones de dólares para desviar el río San Francisco.
El presidente ha dicho que hará todo lo posible por encontrar una solución.
El gobierno quiere desviar el río para irrigar la zona afectada por una fuerte sequía.
Se ha informado que el plan proveería agua a 12 millones de personas.
Los críticos dicen que el cambio de curso del río afectará el medio ambiente.