La Marina de Guerra de Estados Unidos agujereó un portaaviones fuera de servicio, enviando el barco, de 270 metros de largo, al fondo del Golfo de México para formar el mayor arrecife artificial del mundo.
Poco después de 30 minutos de que las cargas explosivas estallaran en el Oriskany, la embarcación, de casi 30 mil toneladas métricas, se hundió en las aguas cerca de la costa noroccidental de Florida.
Está previsto que el vetusto barco quede en forma vertical, bajo 65 metros de agua, lo cual permitirá que buzos recreativos exploren el sumergido portaaviones.
Los arrecifes artificiales son creados mediante el hundimiento de barcos, cañerías y otros objetos de grandes dimensiones que se transforman en habitats submarinos vivos para peces, corales y otras criaturas marinas.