Prosiguen, este martes, los enfrentamientos en Dili, la capital de Timor Oriental, a pesar de la llegada de pacificadores internacionales.
Se han registrado saqueos y los habitantes de la ciudad buscan alimentos y combustible.
Líderes gubernamentales se reúnen, por segundo día consecutivo, para analizar los hechos de violencia en los que participan pandillas rivales del este y oeste del país.
Fueron incendiadas viviendas y edificios, algunos a cien metros del Palacio Presidencial, donde el gabinete se ha estado reuniendo. Tropas australianas están confiscando los machetes de los pandilleros, pero no tienen autoridad para realizar arrestos.
También tratan de mantener el orden entre las miles de personas que esperan la distribución de arroz y agua.
La mayoría de los comercios en Dili están cerrados y aumenta el flujo de refugiados que huye de la ciudad. Naciones Unidas calcula que unas 70 mil personas han abandonado la capital.