"Bolivia es un pobre país rico". Así lo denominó Jaime Daremblum, director de un centro de análisis especializado en Latinoamérica en Washington.
Expertos analistas dieron una charla acerca de Bolivia, "el país más pobre de Sudamérica".
El ex ministro de finanzas de Bolivia, Javier Comboni, habló sobre los problemas institucionales y económicos del gobierno de Evo Morales.
Según Comboni, el gobierno boliviano está centralizando el poder y junto a ello, la corrupción está creciendo.
Sin embargo aclaró que "no todo lo que está haciendo este gobierno es malo, algunas de las cosas pueden potencialmente ser beneficiosas", aunque lamentablemente, agregó, las instituciones "están colapsando".
Comboni dijo que el estado de derecho es inexistente y la propiedad privada se está viendo totalmente amenazada y advirtió que la situación puede empeorar.
Pero al mismo tiempo de este empobrecimiento institucional, la economía boliviana está mejorando. Los minerales, sobre todo el gas natural, son la base de las exportaciones del país andino. El alto precio de esos recursos, en los últimos años, permitió al gobierno recibir ingresos millonarios.
Aunque, según las estimaciones del ex ministro, el sector privado "no va a tomar ningún riesgo" debido a la situación económica mundial actual, por lo tanto la inversión caerá.
Eduardo Paz, representante del sector privado, dijo que Bolivia tiene dos grandes desafíos: la inclusión social y la descentralización del poder. Con respecto al primero, recordó que la mitad de la población vive bajo la línea de pobreza, y al segundo, aseguró que el problema es que "todo es decidido desde La Paz", la capital del país.
La clave, para Paz, es el "crecimiento económico sustentable", el cual tiene que estar basado en educación, calidad institucional, reglas de juego claras e infraestructura.
La embajadora, Marlene Fernández, se enfocó en la política exterior del gobierno de Morales.
La relación del actual gobierno con países extranjeros no es la tradicional e histórica que Bolivia solía tener, como con los países andinos, Brasil, Argentina y sobre todo Estados Unidos, afirmó.
La política exterior boliviana es una política dictada "por Venezuela y Cuba, confusa y errática". Morales actúa como "la sombra de Chávez", presidente de Venezuela, opinó.
También tildó de "exóticas" las nuevas relaciones que Bolivia tiene con Irán y Libia, países que no tienen una "cultura común" con su nación.
Para Fernández esas nuevas relaciones, "benefician más a Venezuela que a Bolivia".
Por último, su reflexión fue que "imitar a Venezuela no es el camino".
Escribe desde Washington, Magdalena Ayerra para la Voz de América