El nuevo presidente de Brasil, Michel Temer, prometió una “nueva era” de gobierno para el país, el miércoles, poco después de prestar juramento tras el juicio político de su predecesora Dilma Rousseff.
“El presente y el futuro es difícil para nosotros. No podemos mirar al futuro con los ojos del pasado, mi único interés, y que enfrento como un asunto de honor, es entregar a mi sucesor un país reconciliado, pacificado y en crecimiento”, dijo Temer.
Temer hizo la promesa horas después que el Senado brasileño votara por 61-20 para remover a Rousseff de la presidencia por violar leyes federales del presupuesto.
Rousseff negó cualquier delito en el asunto y acusó a sus oponentes políticos de usar el juicio como una forma para destituirla y socavar la democracia en Brasil.
“Han removido a la primera mujer elegida presidenta de Brasil sin ninguna justificación constitucional para el juicio político. Pero el golpe no solo fue llevado a cabo contra mí y mi partido o los partidos aliados que me apoyan hoy. Eso fue solo el comienzo. El golpe alcanzará a cualquier organización progresista y política democrática”, indicó Rousseff.
Rousseff presuntamente usó ilegalmente dinero de bancos estatales para cubrir el déficit en el presupuesto federal, en un esfuerzo por impulsar su popularidad antes de su reelección en 2014.
Los defensores del juicio político argumentan que la presunta corrupción de Rousseff contribuyó directamente a los problemas económicos que Brasil ha experimentado en años recientes.
