Los campesinos cubanos fueron autorizados por el gobierno para que vendan directamente sus productos agrícolas a hoteles y empresas turísticas, algo que hasta ahora sólo podía hacer el Estado.
Según las nuevas normas que a partir del próximo 1ro. de diciembre entrarán en vigor en la isla, se permitirá a los campesinos comercializar "en forma mayorista productos agrícolas sin procesar industrialmente, arroz consumo y carbón vegetal a los establecimientos hoteleros y gastronómicos del sector del turismo".
El gobierno cubano también autorizó que los precios sean acordados entre vendedor y comprador en pesos cubanos (un peso equivale a unos $24 dólares).
Pero los hoteles o empresas tendrán que librar una orden de pago "de acuerdo con la facturación aceptada" a una institución financiera por una cantidad "en pesos convertibles" y ésta abonará el valor a los productores agrícolas en "pesos cubanos".
La intención es agilizar la producción y comercialización de alimentos, de los que Cuba sigue viéndose obligada a importar el 80 por ciento de los que consume.
También simplificar la distribución entre productores y consumidores y tratar de favorecer de esta manera a la industria turística, que con ingresos de unos $2.000 millones anuales es la segunda fuente de divisas del país.
La medida es complementaria de otras reformas adoptadas por el gobierno del presidente Raúl Castro con la intención de “actualizar” el modelo socialista cubano, como la entrega a campesinos de parcelas en usufructo, la autorización para ejercer algunos oficios por cuenta propia y la compraventa de automóviles y viviendas.
Hasta ahora la empresa estatal denominada Acopio ejercía el monopolio de la compra y distribución de los alimentos producidos por campesinos privados, cooperativas y fincas estatales, y su comprobada ineficacia históricamente ha provocado que una buena parte de esos productos se pierdan o echen a perder.
