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Cumbre G20 dibuja nuevo mapa del poder global


Foto conmemorativa con los líderes del G20 que participaron en la cumbre de Los Cabos, en Baja California, México.
Foto conmemorativa con los líderes del G20 que participaron en la cumbre de Los Cabos, en Baja California, México.

La cumbre del G20 en México deja imágenes que hubieran sido imposibles hace una década, como ver a países latinoamericanos participando en un fondo del FMI para salvar a Europa.

Acaba de terminar la última cumbre del G 20 en Los Cabos, México, y como se esperaba, después de dos días juntos, aunque fuera en un enclave paradisíaco, los líderes de las mayores economías del mundo no han logrado solucionar su mayor problema, la economía de la zona euro.

Sin embargo esta cumbre sí que ha conseguido dibujar un esquema más claro de los nuevos equilibrios de poder a nivel mundial.

El enviado especial de una agencia de noticias europea hacía notar como “los gobernantes de Brasil y Rusia eran los que más atención traían, (mientras que) los jefes de Estado europeos se paraban frente a las cámara de televisión para agradecer a China por su ayuda, al tiempo que prometían que sus países se comportarían mejor”.

Pero desde luego la cosa no se ha quedado en las percepciones, se ha notado también, y mucho, en las cifras.
Al finalizar la cumbre, la directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, hacía público un comunicado en el que se congratulaba por “la creación de un cortafuegos de $456.000 millones de dólares que pone al FMI en una posición para ayudar a sus 188 países miembros”.

Lagarde ha agradecido a Calderón su ayuda como anfitriónpara conseguir $ 456 mil millones para su organismo.
Lagarde ha agradecido a Calderón su ayuda como anfitriónpara conseguir $ 456 mil millones para su organismo.
Pero cuando Lagarde hablaba de un cortafuegos para ayudar a los países miembros, todo el mundo sabía de dónde venía el fuego: de Europa.

La Unión Europea ha sido el mayor contribuyente de su propio fondo, con $ 200.000 millones de dólares. Pero, sorprende ver como el FMI también ha tenido que recurrir a aportaciones inéditamente altas de países como China ($ 43.000 millones), Brasil, India, Rusia y México ($ 10.000 millones cada uno), Sudáfrica (2.000 millones) o Colombia ($ 1.500 millones entre otros).

Como el presidente Felipe Calderón comentaba con los periodistas, Estados Unidos no ha contribuido a la reforma por “restricciones políticas y jurídicas”, mientras algunos países emergentes se han convertido en aportadores esenciales del FMI.

Especialmente resulta llamativo ver a países como los latinoamericanos, que tradicionalmente se han visto sometidos a programas de austeridad draconiana por el FMI, patrocinando ahora programas parecidos para Europa. Es una realidad que nadie hubiera creído hace tan solo una década.

Y por si acaso, los cambios del mapa de los equilibrios de poderes no quedan claros con las cifras o incluso con las percepciones, algunos quieren ya que se dejen ver también en otro escenario, el de las caras. El de las caras de aquellos que manejan las instituciones internacionales como el FMI o el Banco Mundial.

Así lo han dejado ver los líderes de países los países emergente conocidos como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que se han reunido en Los Cabos y han dejado claro que sus aportaciones están supeditadas que se produzcan cambios en la estructura de poder del FMI.

Particularmente piden que se implemente la reforma del organismo acordada en 2010 que daría más poder en el proceso de toma de decisiones a países, entre ellos BRICS y que según ellos refleja mejor el estado actual de la economía mundial. Aunque algunas voces han comenzado a ir más allá y especulan con que en el futuro, Europa ceda la dirección ejecutiva del organismo, que controla desde su creación en los años 40 a algún país emergente.

Aunque por ahora esos comentarios son solo eso, y será la señora Lagarde la que maneje la nueva lluvia de millones aprobada en México para controlar que los fuegos de su propio continente no acaben achicharrando a la economía mundial.
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