Tras una amplia investigación federal que duró tres años, el Departamento de Justicia de EE.UU. concluyó en un informe que el sistema penitenciario del condado Miami-Dade, uno de los más grandes del país, tiene una situación deplorable.
Según el documento, el departamento correccional es “deliberadamente indiferente” ante el riesgo de suicido que enfrentan algunos reclusos, y tampoco les brinda un cuidado médico adecuado.
Thomas Pérez, fiscal general adjunto a cargo de la división de derechos civiles, dijo que "los prisioneros han sufrido daños graves, incluida la muerte” y que también fallas sistemáticas han dado por resultado que “los presos vivan en condiciones inhumanas y vergonzosas”.
De acuerdo con el estudio, ha habido casos en que los carceleros se han visto implicados en el empleo de fuerza excesiva contra los reos, y en “las prisiones no dan seguimiento a prisioneros con enfermedades crónicas ni supervisan sus condiciones”.
Señaló que algunos reclusos esperan semanas y hasta meses para recibir atención médica, no se les proporciona un adecuado tratamiento clínico inicial, y citó que al menos cinco reos murieron desde 2008 después de que no recibieron tratamientos por drogas o alcohol.
El informe destacó que las condiciones en las viejas e insalubres penitenciarías presentan riesgos de salud para los presos, especialmente en la cárcel principal en el centro de Miami que tiene 50 años de antigüedad.