Cuando aún queda terreno por recorrer para que los republicanos decidan quien será el nominado por ese partido para que se enfrente al presidente Barack Obama en los comicios del año próximo, la retórica política ya ha subido de tono.
Tras haber anunciado formalmente su aspiración a la candidatura por los republicanos el pasado fin de semana, el gobernador de Texas, Rick Perry, rompió lanzas contra las políticas de Obama y atacó directamente al presidente de la Reserva Federal (FED), Ben Bernanke.
Perry originó gran revuelo el lunes cuando declaró que consideraría "una traición" si Bernanke, "imprime más dinero entre ahora y las elecciones" de noviembre de 2012, un comentario considerado incendiario por muchos políticos, incluso en las filas republicanas, y que fue rayadamente criticado por la Casa Blanca.
El miércoles, haciendo campaña en New Hampshire, el gobernador de Texas volvió a la carga y pidió a la FED mayor transparencia para demostrar públicamente que el banco central de EE.UU. no está involucrado en operaciones “incorrectas”, y dijo que “deberían abrir sus libros” para que los estadounidenses sepan “lo que están haciendo”.
La FED ha inyectado cientos de miles de millones de dólares a la economía en un esfuerzo por impulsar la recuperación y tratar de aplacar el desempleo, que desde hace más de dos años no ha bajado de alrededor del 9 por ciento.
Pero Perry, al igual que otros aspirantes a la nominación presidencial republicana como el ex gobernador de Massachussets, Mit Romney, y la congresista Michele Bachmann, de Minnesota, opinan que la recuperación económica no se acelerará con mayores gastos del gobierno.
Sin embargo, no sólo el partido demócrata ha sido blanco de la retórica electoral sino que también ya se vislumbra entre los propios rivales republicanos. De hecho, Romney reaccionó al anuncio de que Perry entraba oficialmente en la contienda diciendo que respetaba mucho al gobernador, pero recalcó que su contrincante no cuenta con experiencia en la “real economía”.
Romney dijo que él sí tenía esa experiencia, que calificó de esencial para ocupar la presidencia del país, y aunque admitió que otro de los aspirantes republicanos, el empresario Herman Cain, también era ducho en la materia, hizo notar que a él además lo favorecía su experiencia como ex gobernador.
