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EE.UU.: industria automotriz a salvo


La Chrysler y la General Motors estuvieron a punto de sucumbir por la crisis en 2009.
La Chrysler y la General Motors estuvieron a punto de sucumbir por la crisis en 2009.

El vicepresidente Joe Biden dijo que la oportuna intervención del gobierno creó puestos de trabajo y sacó a flote la industria más emblemática de EE.UU.

El vicepresidente Joe Biden dio todo el crédito al gobierno por la actual recuperación de la industria automotriz EE.UU. tras haber intervenido a tiempo para salvarla de la extinción durante la última crisis económica.

En un mensaje difundido este sábado en lugar del que suele dar todas las semanas el presidente Barack Obama—de gira por Europa--, Biden resaltó la importancia de que uno de los más importantes fabricantes de vehículos del país, la Chrysler haya podido pagar con anticipación el préstamos gubernamental que la libró del desastre.

“Tal anunció tiene lugar seis años antes de lo previsto, y tan sólo dos años de después de que la Corporación Chrysler emergiera de la bancarrota. Esto es una señal de lo que está sucediendo en toda la industria automotriz de EE.UU.”, señaló el vicepresidente.

Biden también destacó que la General Motors (GM), que igualmente se declaró en quiebra y se ha recuperado, anunció la semana pasada que su planta de Detroit Hamtramck, en Michigan, establecerá tres turnos de producción por primera vez en su historia. “Eso significa 2,500 puestos más de trabajo”, dijo.

Chrysler anunció el pasado martes el pago de $5.900 millones de dólares en préstamos al gobierno de EE.UU, y de $1.700 millones de dólares a Canadá, que cubren la mayor parte de la ayuda recibida después que la firma estuvo a punto de sucumbir en 2009.

El presidente Obama tiene planeado visitar el próximo viernes la planta de la Chrysler en Toledo, Ohio, para hablar sobre la recuperación del fabricante de automóviles.

Tanto Chyrsler como GM estuvieron al borde del abismo durante los días finales del gobierno del presidente George W.Bush después de que el Congreso no llegó a aprobar un préstamo de emergencia para la industria.

El gobierno de Bush dio a las compañías $17.400 millones en préstamos y les exigió desarrollar un plan de restructuración para principios de 2009. La primavera de ese año, la administración Obama inyectó miles de millones de dólares más a la industria e instrumentó medidas que le permitieron a ambas corporaciones salir a flote.

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