La asamblea electoral republicana del martes próximo ha dominado la conversación política todo 2011, pasando por alto que esa misma noche se realizará la asamblea demócrata, en la que Obama no tiene oposición.
Los partidarios de Barack Obama esperan que sus esfuerzos tenaces para crearle una base de apoyo rendirán frutos mientras los aspirantes republicanos dedican las próximas semanas o meses a obtener la candidatura.
Es un escenario totalmente diferente de hace cuatro años, cuando Obama se colocó rumbo a la Casa Blanca luego de vencer a John Edwards y Hillary Rodham Clinton después de meses de una intensa campaña en Iowa.
Obama puede descansar relativamente hasta que llegue el momento de la nominación oficial para las elecciones de noviembre próximo. Sin embargo, Iowa sigue siendo un estado de tendencias electorales oscilantes, y nadie debe dar por sentado que los nueve puntos porcentuales de ventaja con los que venció a John McCain en 2008 le darán un colchón de las próximas elecciones.
La campaña de Obama nunca abandonó del todo Iowa ni otros estados competitivos, en los que confía que una organización implacable podrá superar la sombra de una economía debil y su propio historial mixto de promesas de campaña frente a una oposición republicana fuerte en el Congreso.
Aunque miles de voluntarios acudieron a la campaña de Obama en 2008, esta vez deberá trabajar un poco más para reclutarlos e inyectarles energía.
En ninguna otra parte tiene Obama una base política más grande para aprovechar que en Iowa, donde hizo campaña durante meses en 2007. Romney, Gingrich y otros precandidatos presidenciales republicanos no han hecho un esfuerzo comparable, aunque sostienen que la economía débil y otras cuestiones le pondrán obstáculos a Obama el año próximo.