Los republicanos acogen el próximo mitin del presidente Donald Trump en Tulsa, Oklahoma, el sábado, como un paso simbólico para reabrir la economía cerrada por la pandemia, mientras que hay preocupación de que contribuya a un aumento en los casos de coronavirus y provoque más disturbios en una ciudad con una profunda historia de violencia racial.
El gobernador de Oklahoma, Kevin Stitt, le dijo al presidente el jueves que su estado está listo para organizar el acto de campaña el sábado, desestimando las advertencias de los funcionarios de salud sobre organizar una gran reunión durante la pandemia.
"Estamos muy emocionados de tenerle", dijo Stitt, quien es republicano, al presidente durante un evento de la Casa Blanca centrado en reabrir la economía. "Oklahoma está listo para su visita", agregó.
Algunos funcionarios estatales, incluidos los republicanos, han advertido contra el ingreso de miles de personas a un lugar cerrado, el Centro BOK, con capacidad para 19.000 personas. Oklahoma está experimentando picos récord en los casos diarios de coronavirus, aunque el gobernador Stitt dijo que las hospitalizaciones siguen siendo bajas.
El mitin marcará el regreso del presidente a la campaña presidencial desde mediados de marzo en las primeras semanas de la pandemia y llega en un momento en que su apoyo está disminuyendo en los estados considerados cruciales para la elección del 3 de noviembre.
Los partidarios de Trump comenzaron a alinearse frente al lugar del evento hace días.
Unos 250 soldados de la Guardia Nacional de Oklahoma están siendo activados para ayudar a proporcionar seguridad durante el mitin del presidente