California, el primer estado en declarar la emergencia por COVID-19 y cerrar negocios, logró frenar el avance del coronavirus, permitiendo una reapertura cautelosa. Pero ante un rápido aumento en infecciones, funcionarios han hecho sonar las alarmas de que se avecina una situación insostenible si no se toma acción decisiva. Informa Verónica Villafañe, Voz de América, Los Ángeles.