A las 7 de la mañana comenzó la jornada electoral en Honduras, caracterizada por una masiva cobertura mediática. Según los datos de que dispone el Tribunal Supremo Electoral, unos 300 periodistas internacionales y 500 periodistas hondureños están registrado para dar seguimiento al acto electoral. También se anuncia la presencia de casi 600 observadores de 36 países, lo que hará que sea el acto electoral más seguido de la historia hondureña.
En medio de un persistente estado de alerta, anuncio de detenciones de presuntos sospechosos con armas y explosivos y algunos atentados menores que no dejaron heridos, como los ocurridos en las instalaciones de Radio America en Tegucigalpa, en las cercanías de una unidad militar en San Pedro Sula y de una escuela en Lapaera, un total de 4 millones 600 mil hondureños votarán para elegir entre cinco candidatos a la presidencia.
El propio Tribunal Supremo Electoral se ha comprometido a dar toda la transparencia posible al acto electoral, e instaló un programa de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares y un observador virtual a través del cual se a través del cual se podrá seguir el desarrollo de las elecciones.
También el organismo electoral hondureño ha anunciado que el escrutinio será público y en presencia de observadores, ahora “sólo queda esperar a que la gente llegue a los centros de votación", dijo el director electoral encargado de la logística del Tribunal Supremo Electoral, Carlos Romero.
Sin embargo, entre los observadores no se cuentan representantes de organismos que tradicionalmente observan las elecciones de la región, como la Organización de Estados Americanos (OEA) y el estadounidense Centro Carter.
En cambio el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado, que funciona desde el 28 de junio, cuando Zelaya fue derrocado, convocó a un "toque de queda popular" y quedarse en la casa entre las seis de la mañana y las seis de la tarde.
Los dos candidatos con mayores posibilidades de resultar electos entre los cinco que concurren por la presidencia, son el opositor Porfirio Lobo del Partido Nacional y Elvin Santos, del Partido Liberal, al que pertenece el depuesto presidente Manuel Zelaya del que se distanció para presentarse como candidato. Zelaya permanece refugiado desde hace dos meses en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, desde donde convocó a no participar del acto electoral al que considera ilegal.
Por otra parte el gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti, que asumió el poder tras el derrocamiento de Zelaya, ha convocado a asistir masivamente a participar del acto electoral.
También las elecciones en Honduras han generado divisiones a nivel internacional. Países como Brasil, Argentina y Uruguay, que también está realizado elecciones en la jornada, no reconocen el acto electoral. Otros gobiernos como Estados Unidos, Panamá, Perú y Costa Rica reconocerían las elecciones, abriendo un camino hacia la normalización de la situación en el país.
El canciller brasileño Celso Amorim quien se encuentra en Ginebra, Suiza confirmó que Brasil no reconocerá el resultado electoral, aunque aclaró que “vamos a desear un futuro de paz para Honduras”. También criticó a Estados Unidos por reconocer las elecciones y señaló que en algún momento habrá que poner punto final a la situación con Honduras y reconoció que tras las elecciones la situación en Latinoamérica será “muy compleja”, con países que reconocen las elecciones y otros que sí.
Al ser consultado respecto a las noticias de prensa, como la que publico el diario “O Estado de Sao Paulo”, en base a declaraciones de un asesor de Zelaya dijo que el ex presidente planea permanecer en la embajada brasileña hasta enero y luego exiliarse en Nicaragua donde sería recibido por el presidente Daniel Ortega, Amorim dijo que “él va a ir a donde quiera”.
La opción de Zelaya se debería a la proximidad de Nicaragua con Honduras, ya que Brasil es muy distante y el costo de vida más alto.
Nicaragua ya había recibido a Zelaya después de su derrocamiento. Incluso durante el fin de semana de las elecciones, Nicaragüa cerró la frontera con Honduras, lo mismo que el El Salvador. Sin embargo Guatemala mantiene sus fronteras abiertas.